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En California, Malibú; en Chile, Punta de Lobos; Gold Coast en Australia o Ericeira en Portugal. Y en España, El Confital (Gran Canaria). Son "mucho más que olas", hablamos de "ecosistemas de surf". Así reza el manifiesto de Save the Waves, una organización mundial preocupada por proteger spots surferos alrededor de todo el planeta. En su red el gobierno de Las Palmas de Gran Canaria pretende incorporar su ola más emblemática para convertirla en patrimonio.
Es esta la última obra de un renacimiento que lleva fraguándose en la bahía desde hace una década entre sus fondos marinos y el paseo de la playa de Las Canteras. El objetivo es crear un santuario natural abrazado por una economía circular y un buen rollo que, como el clima tropical, nunca termina aquí. ¿La clave? El surf. Trazamos un recorrido en bañador (y en invierno) por la bahía para zambullirnos en la nueva corriente de Las Palmas.
Empezamos en La Isleta. El viento del noreste nos da la bienvenida en el extremo septentrional de la capital insular. El sol acaricia, pero el mar se rebela y bombardea el suelo volcánico de la parte más desolada de la ciudad. Las Monjas y La Punta son nombres de olas que se forman en este emplazamiento, pero la más codiciada para surfistas y, sobre todo, para bodyboarders, es la famosa derecha de El Confital. Pero primero, situémonos.
La Isleta es en realidad una península aferrada a Las Palmas por el istmo de Guanarteme y por el barrio que lleva su mismo nombre (Isleta). Hace pocos años era una barriada olvidada pero ahora, junto con La Cicer, se ha revalorizado como el territorio donde todo el mundo quiere vivir.
En apenas 10 minutos el Sendero Azul transporta al caminante de una agitada ciudad playera al Paisaje Protegido de la Isleta (462 hectáreas) donde solo aparecen corredores y ciclistas de montaña recorriendo los caminos polvorientos que conducen hasta antiguas salinas y parapetos de la Segunda Guerra Mundial. Porque este es un territorio militar, hoy gestionado en parte por el Ministerio de Defensa. El resto es un páramo basáltico donde el oleaje ha depositado esqueletos calcáreos de algas marinas (confites) y conformado una de las mejores playas para surfear en España.
"Hace diez años la zona estaba muy degradada", explican desde el departamento de Turismo de Las Palmas de Gran Canaria. "Aquí había un campamento de chabolas hasta que el Ayuntamiento compró el terreno y lo rehabilitó". Ahora está prohibido todo tipo de construcción en esta área de pequeños volcanes que conservan una veintena de cuevas de la época aborigen.
Vamos al agua. Un pico con paredes de entre 1,5 y 4 metros de altura; una rompiente espumosa que se desprende lentamente de derecha a izquierda peinada por el viento del noroeste para formar un tubo que atrae a surfistas de todo el continente. El agua transparente y el poco calado revelan su afilado suelo volcánico. El error aquí se paga caro, pero poco importa. "La de El Confital es una de las mejores derechas de Europa" asegura Sergio Álvarez, presidente de la asociación de escuelas de surf de Las Palmas. Pero ¿por qué proteger una ola?
"La protección de los ecosistemas de surf a su vez protege los hábitats marinos, mantiene la integridad de la ola y salvaguarda los medios de vida locales". Así lo defiende Save the Waves. "Son los componentes geofísicos, las plantas, los animales y las interacciones humanas las que hacen que un lugar sea especial". Y este lo es, al menos, así lo entiende el Ayuntamiento de Las Palmas.
"Hemos solicitado la certificación y está en valoración por parte de la organización", añaden desde la oficina de comunicación. "En Europa solo Ericeira (Portugal) cuenta con este reconocimiento". El certificado: Reserva Mundial de Surf.
La bahía de El Confital abarca desde la Punta y la playa homónima hasta el final de Las Canteras. El Sendero Azul traza un recorrido de cerca de 8 kilómetros por las diferentes zonas de este arenal urbano, donde todo empieza y todo acaba en Las Palmas de Gran Canaria. También su renovación sostenible.
"En Las Canteras está prohibida la pesca", comentan desde el departamento de comunicación del ayuntamiento. Esta prohibición ha favorecido la recuperación de la biodiversidad de los fondos marinos. Pecios hundidos, más de 150 especies, el arrecife de La Barra que detiene las olas y forma una piscina de aguas claras y fondos volcánicos de formas imposibles. En otras palabras, un paraíso para el buceo o el esnórquel sin salir de la ciudad.
"Este es un refugio ideal para la cría de especies y para iniciarse en el submarinismo", comenta Enrique Faber, fotógrafo y buceador, promotor del evento Fotosub. "A pesar de ser una playa urbana, destaca la gran calidad del agua".
Cada año la concejalía Ciudad del Mar celebra esta competición, que ya va por su trigésima edición, que reúne a fotógrafos y buzos en busca de la mejor imagen submarina de la playa de Las Canteras. Sobre el agua triunfa el kayak, la vela o stand up paddle, así como las empresas locales que se han encomendado al turismo activo para formar una microeconomía con sello náutico y sostenible.
Desde las lanchas de pescadores colocadas con mimo sobre la arena a la altura de La Puntilla, hasta el auditorio Alfredo Krauss en La Cicer pasando por los bares y restaurantes que animan el paseo a la altura de Playa Grande y Playa Chica. Peña La Vieja, El Charcón y los Los Lisos son un reducto de biodiversidad submarina y la arena el lugar donde se viene a desconectar o a conectar con el Atlántico. Cada zona de Las Canteras (3 km) tiene su peculiaridad.
"La playa se ha regenerado mucho en las últimas décadas" aseguran desde Turismo de Las Palmas. En sus tres kilómetros de extensión ahora se huye del turismo de masas y de los malos humos (está prohibido hasta fumar), para abrazar lo deportivo y lo más natural y para cocinar la nueva esencia de Las Palmas. El ingrediente estrella lo guarda La Cicer.
"Hace 15 años no había ninguna escuela de surf. Ahora hay siete", comenta Sergio Álvarez fundador de la empresa 'Oceanside' junto con Virginia Sánchez. El flow se pasea por La Cicer en forma de patinetes carver, neoprenos bajados hasta la cintura, tablas en la mano y melenas al sol. Aquí huele a parafina, a salitre y al pescado que se cocina en los restaurantes y se sirve en las terrazas.
La última zona de Las Canteras abarca La playa de La Cicer y el barrio de Guanarteme donde la antigua central eléctrica y los talleres de automóviles han dejado paso a albergues, escuelas, tiendas, alojamientos, bares y pubs con el surf por bandera. "El crecimiento de este deporte ha sido exponencial en la última década aquí", comenta Sergio Álvarez, "desde que se construyó el auditorio (Alfredo Krauss) se revalorizó todo".
Este surfista nos explica por qué Las Palmas se está convirtiendo en una de las ciudades de referencia mundial en el circuito surf. "Hay 14 olas diferentes en toda la bahía lo que permite practicar el surf en todos los niveles en una playa urbana". Además de fundador de 'Oceanside', Álvarez es presidente de la asociación de escuelas de surf de Las Palmas, que está trabajando en diferentes acciones en colaboración con el ayuntamiento de la ciudad. La última: la creación de un centro de surf adaptado para trabajar con personas con todo tipo de discapacidad.