Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
La niebla se disipa a medida que nos acercamos a la costa dejando atrás este laberinto silencioso donde el tiempo transcurre muy despacio entre sus casucas tradicionales y palacetes repartidos desde Bárcena hasta Boo de Piélagos. Los enormes meandros del Pas dibujan la frontera natural entre los municipios de Miengo y Piélagos, las aves aguardan la bajamar para buscar moluscos entre el fango y el juncal de la ría de Mogro y los viajeros se detienen para contemplar la escena desde el mirador más privilegiado de este entorno protegido.
Bajo las faldas del monte de La Picota, que se eleva a 240 metros sobre el Cantábrico, nos asomamos a la reserva del Parque Natural de las Dunas de Liencres, de 195 hectáreas que se extiende desde la Punta del Águila, al oeste, hasta la Canal de Hoz, al este. Está formada por largos arenales que aparecen entre el estuario del Pas, el bosque de pino y las islas de los Conejos, Pasiega, Casilda y Solita, que guían nuestra mirada hacia el horizonte y se convierten en punto de inmersión obligatoria para amantes del buceo por su rica biodiversidad submarina. Desde la carretera CA-231, que conduce al pueblo de Liencres, tomamos el desvío a la izquierda para sumergirnos en el bosque de pino marítimo plantado desde 1949 para contener el avance de las dunas y componer un nuevo paisaje pintado de verde, de dorado y de azul.
Después de un par de kilómetros, descubrimos el aparcamiento donde nos olvidamos del vehículo y contemplamos las playas de Valdearenas y Canavalle. Chiringuitos, furgonetas camper, familias con niños, extranjeros y locales sacando y metiendo sus tablas en el coche animan la estampa playera. Es este un spot surfero de referencia en el norte, de fondos arenosos y diferentes tipos de ola que lo convierten en destino ideal tanto para principiantes como para los riders más experimentados. No faltan aquí las escuelas de deportes náuticos en mitad de este entorno natural escondido entre las enormes dunas que vamos a explorar.
Valdearenas es una de las playas más extensas de la región, con tres kilómetros de longitud desde aquí hasta la ría de Mogro, en su cara occidental, que mira al pueblo de Miengo y a la Punta del Águila y dibuja la playa de Robayera. Su sistema de dunas es considerado como uno de los más importantes del norte de España, debido a su interés geomorfológico, ecológico y paisajístico. Fue creado por la acción del viento, que ha ido reuniendo las arenas de las corrientes litorales y las del río Pas para crear este ecosistema mixto de dunas móviles situadas junto a la playa y otras que han conseguido aferrarse gracias a la ayuda de especies vegetales como el junco de arena o el cardo marino.
Caminamos por la senda que recorre buena parte del Parque Natural en un itinerario circular de seis kilómetros que parte desde el aparcamiento de Valdearenas hasta el extremo del puntal, muy transitado en la bajamar por las aves migratorias que recalan aquí, especialmente en invierno. Bordearemos la ría y los montículos hasta introducirnos en el frondoso bosque a refugio del sol y ambientado por la esencia del pinar y del salitre. Pronto encontramos la playa de Canavalle y la senda que nos guía en paralelo al Cantábrico hasta el mirador de las Dunas.
La playa de Somocuevas, en Liencres, marca el punto de retorno hacia el aparcamiento inicial y desde el que se despliega la famosa Costa Quebrada hacia levante. Hablamos de un capricho geológico esculpido por el mar Cantábrico muy popular entre científicos y también entre instagramers. Otra ruta que parte desde Valdearenas es la que asciende hasta el monte La Picota, regalando al senderista una espectacular panorámica del Peña Sagra, la sierra del Cuera, todo el Parque Natural de las Dunas de Liencres y hasta los Picos de Europa en los días despejados. La puesta de sol aquí merece un capítulo aparte.
Dejamos atrás las marismas del Pas para descubrir lo que se esconde en el interior de sus valles. La comarca pasiega es un entorno de colina, de bosque y de pradera donde el ser humano ha ido moldeando el paisaje a su medida desde hace cinco siglos. Las tres villas de San Pedro del Romeral, Vega de Pas y San Roque de Riomiera son los mejores lugares para empezar a descubrirlo. Desde ellas parten diferentes rutas de senderismo siguiendo antiguos caminos de pastores trashumantes y camberas, como la del Hayal de Aloños, la de la Sierra de Caballar o de los miradores de Valnera.
En la localidad de Puente Viesgo encontramos una serie de cuevas que conservan manifestaciones de arte rupestre con más de 120.000 años de antigüedad, como la de Las Monedas y El Castillo, las dos únicas que se pueden visitar. Esta última conserva representaciones de manos, bisontes, ciervos, caballos, mamuts y símbolos de enigmático significado, entre otros, que, hace poco, se descubrió que pertenecían a los neandertales. Todo un hito arqueológico.
Nuestra propuesta para descansar en esta zona es el 'Helguera Palacio Boutique Antique' (Las Presillas), una mansión mandada construir en el siglo XVII por el conde de Santa Ana de las Torres y rematada en el XVIII en el corazón de los montes pasiegos. Hace cuatro años su actual propietaria, Malales Martínez Canut, transformó esta residencia privada en un exclusivo hotel, miembro del club Relaix & Chateaux, que envuelve con su aura palaciega al huésped nada más traspasar los muros de esta casa blasonada protegida como Bien de Interés Cultural.
“Aquí todo, o casi todo, está en venta”, comenta Gloria Ortiz, del equipo de recepción del hotel, decorado con muebles y piezas traídas de anticuarios de todo el mundo que nos invitan a un viaje en el tiempo cuatro siglos atrás. ‘Helguera Palacio Antique Boutique’ está concebido como un museo con vida propia y anticuario, que cuenta con once habitaciones de lujo, una exquisita propuesta gastronómica a cargo del restaurante ‘Trastámara’, diferentes terrazas, gimnasio, spa y zonas de piscinas interior y exterior.