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La Alhambra es una de las huellas más evidentes y bellas de la historia peninsular. Pero, además de este enfoque histórico, otra buena manera de aproximarse a la Alhambra es a través de la literatura. Para conocer la colina de la Sabika desde esta perspectiva, basta con dos días. Durante el primero, el paseo será por las afueras de los Palacios Nazaríes. Recorrer la cuesta de Gomérez hasta la Puerta de la Justicia, o detenerse en la Plaza de los Aljibes y en la Torre de la Vela transportan al visitante a la Alhambra de finales del XIX, aquella que los escritores románticos describieron desde la admiración, pero también desde el estereotipo. Para el segundo día es recomendable levantarse temprano y así visitar los tres Palacios Nazaríes sin aglomeraciones. Las vistas del Albaicín desde la Sala del Mexuar, el reflejo de la fachada de Comares y la historia del Patio de los Leones marcan al visitante sin remedio.
Esta es una propuesta basada en el programa del Espacio del Mes, unas visitas que abren al público los lugares de la Alhambra que, "por sus características, tamaño, conservación o fragilidad", no pueden estar tan expuestos como el resto de dependencias de la fortaleza árabe. De entre todos estos lugares, el Peinador de la Reina, con sus pinturas renacentistas, es el más protegido y compite en belleza con los increíbles azulejos del Baño de Comares, el único 'hamman' que se conserva en la Alhambra. Para sumergirse en la época de mayor esplendor del arte nazarí, la Torre de la Cautiva es el sitio. Y, si lo que interesa al visitante es conocer qué habitación llegaron a compartir un escritor romántico y un rey español (siglos mediante), el Salón de Frutas. La aventura está servida.
¿Es verdad que la construcción del Palacio de Carlos V destruyó parte de la Alhambra más antigua? ¿Cuánto hay de realidad en la leyenda de la Matanza de los Arrayanes? ¿Cómo ha podido semejante fortaleza resistir al envite de los siglos? ¿Contemplamos las estancias desde la perspectiva en qué fueron pensadas? Son muchos los mitos asociados a este lugar y también son varios los detalles interesantes que muchos visitantes ignoran. Para conocerlos y poder contarlos, te ofrecemos, a modo de bonus track, una selección con 21 datos curiosos de la ciudad palatina.
No se puede entender la Alhambra sin su Generalife, finca de caza y cultivos, palacio de verano de los sultanes, y de los amores prohibidos de las sultanas. Por eso es inviable abandonar Granada sin dar un paseo por "la verdadera casa de la felicidad". ¿Quién osaría dar ese título a un lugar, mereciéndolo de verdad? Pues lo hizo Ibn al-Yayyab, poeta, intelectual y ¡político!, visir –primer ministro en la corte nazarí de Granada– y consejero de seis sultanes durante casi medio siglo. Razones no le faltaban: el rumor de agua y la luz filtrada en el Patio de la Acequia son solo dos de ellas.
De "cuartel general de los gitanos" y zona peligrosa hasta la segunda mitad del siglo XX a lugar donde los guiris se alquilan cuevas y los gitanos integrados entregan su cante jondo con alma a quien sabe encontrar dónde se esconde el duende. El Sacromonte es un barrio turístico –a veces también para granaínos– inseparable de la historia de la Alhambra y de Granada. Pero, a pesar de la turistificación, mantiene las raíces en su museo y sus cuevas de flamenco. La casa de Brígida la Sevillana, las chumberas, a los lados de la cuesta que sube a la abadía o las colchas de ganchillo y las sillas de mimbre del Museo Etnográfico son prueba de esa autenticidad.
Federico García Lorca mantuvo con la tierra que le vio nacer una relación tormentosa, de apego y de asfixia, de amor y de suplicio. Una relación con tanto afecto como denuncia, pero nadie como él supo retratar su belleza, su esencia "apta para el sueño y el ensueño". Su casa natal en Fuente Vaqueros, la residencia de verano en Valderrubio (antiguamente Asquerosa) donde se inspiró para crear La Casa de Bernarda Alba o Yerma son dos lugares idóneos para empezar. Tras esta aproximación a su faceta más familiar, llegamos a Granada ciudad. En el Patio de los Aljibes de la Alhambra, Lorca descubrió que el quejío estaba hecho para esta ciudad. En lo que ahora es el bar 'Chikito', antiguo 'Café Alameda', se le podía encontrar en un rincón durante horas, inmerso en acaloradas tertulias. En la Huerta de San Vicente sus padres recibieron la noticia de su fusilamiento. Cada rincón de la ciudad tuvo un significado para la figura del dramaturgo, así que recorremos las atmósferas de Granada que, irremediablamente, se colaron en la escritura.
Vivir Granada como si no existiera la Alhambra, esa es la idea de esta ruta por la vega granadina desde el Puerto de la Mora hasta la Costa de Salobreña. El Suspiro del Moro, en Otura; el Azud de Vélez, o la divertida carretera Hoya de la Mora son algunos de los puntos a visitar durante un día de moto y bocatas. Porque, sin menospreciar el enorme patrimonio cultural, la Granada más natural bien vale una jornada. ¿Cuántas provincias cuentan con algo como la Costa Tropical conviviendo a un puñado de kilómetros de Sierra Nevada? Recorriendo la Carretera de la Cabra, una senda castigada por los años pero llena de encanto; o la carretera de Bailén Motril, junto al río Guadalfeo, comprobamos qué hay en lugares donde no hace falta elegir entre playa y montaña.
Recorrer las animadas barras de Granada al calor de estos bocados gratuitos supone darse un festín. Estos generosos aperitivos se han convertido en una de las señas de identidad de la ciudad nazarí, convertida en la reina absoluta en cuanto al tamaño de sus tapas y a la alegría de sus terrazas. 'La Esquinita de Javi' y su fritura de pescados mediterráneos, 'Los Mascarones' y su rabo de toro, o la estética medieval de 'La Antigualla' son algunos de los puntos calientes del deporte con más adeptos del país. Sin olvidar las gambas fritas de 'Los Diamantes' o los grifos escultóricos de 'La Tana'. Buen rollo, mucho arte y un ambiente inmejorable asegurados.