Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Su apuesta por la tolerancia la situó en el olimpo de la escena homosexual, haciendo de esta localidad pequeña y discreta uno de los destinos gays más punteros del mundo. Pero pese a esa fama de irreverente y transgresora, pese a esa prolífica vida nocturna favorable a la diversidad, Sitges sigue siendo un bonito pueblo de pescadores, al que ni la moda ni la masificación turística pueden alterarle su ritmo.
También es, claro, el lugar donde entregarse al disfrute del sol y del mar a lo largo de sus más de veinte kilómetros de costa con nada menos que 26 playas para todos los gustos: calas escondidas, amplios arenales de ambiente familiar o la propia playa de San Sebastián, en el paseo, con vistas a la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, que es un icono del skyline. Ayuda a este deleite playero el cercano Macizo de El Garraf, que ejerce de frontera natural reteniendo la lluvia y favoreciendo de esta manera un agradable microclima. El resultado: más de 300 días de sol al año.
Pero tal vez la faceta menos explotada de Sitges es la que concierne a la cultura. Sí, a la cultura en su más amplio sentido, tal y como se concibe en las grandes ciudades. Porque este famoso enclave a media hora de Barcelona no solo es un imán para los fiesteros sino también para los culturetas. A la vista está su Festival Internacional de Cine Fantástico, que es uno de los más reconocidos de Europa en este género pionero. Un referente para el séptimo arte que hace que, al calor de las proyecciones, exposiciones y conferencias, apenas quepa un alfiler en la ciudad durante buena parte de octubre.
Más allá de los eventos puntuales (se cuentan hasta 48 fiestas al año), la cultura está abierta durante todo el año. Para ello hay un nombre propio que está asociado a su historia: Santiago Rusiñol, el pintor, escritor, dramaturgo y coleccionista que se enamoró de este lugar en 1893.
Eran los tiempos del movimiento Luminista, formado por un grupo de artistas empeñados en plasmar la luz mediterránea y la sencillez de las escenas cotidianas, al más puro estilo de los impresionistas franceses. Rusiñol compró dos casas en pleno centro, las conectó y con ello sembró el germen de un refugio de intelectuales y bohemios que revolucionaron el pueblo con su actividad efervescente.
Sus encuentros habituales, sus acaloradas tertulias y sus fiestas modernistas fueron el caldo de cultivo de lo que después sería en Barcelona el mítico 'Quatre Gats', donde Picasso organizó su primera exposición. El nombre, por cierto, hace alusión a aquella forma despectiva con la que se definía a sus artífices. "No son más que cuatro gatos", decían.
Hoy estas viviendas se han convertido en dos interesantes museos. Uno es el Cau Ferrat, con la colección particular de Rusiñol, formada no solo por piezas propias sino también de Ramón Casas, Zuloaga, el Greco… Piezas que componen un tributo al arte en todas sus facetas (desde la pintura a la arqueología y desde la escultura a la forja del hierro) entendido como una forma de vida. El otro es el Museo de Maricel, que ofrece un recorrido por las diferentes etapas estéticas que van del siglo X al siglo XX.
Después, bastará con dar un paseo para comprobar cómo en esta ciudad el modernismo prendió con fuerza. Especialmente en la calle Isla de Cuba, que va desde la estación de tren al casco antiguo. Una suerte de Eixample de Sitges que imita la cuadrícula de la ciudad condal y en el que aquellos indianos que, con el fin de la colonia, regresaron de la isla caribeña, levantaron suntuosas casas con los cánones de este estilo. Casas que se han reciclado en hotelitos con encanto, dotados de jardines interiores en los que se organiza música en vivo, mercadillos y sesiones de chill out.
También a esta época se debe el hecho de que en Sitges naciera el primer chiringuito de España. Fue a cargo de otro emigrado a Cuba quien, al volver a su localidad, decidió que abriría un bar y lo llamaría 'Chiringo'. Esta palabra, que allende los mares significaba 'café', acabaría designando a estos establecimientos situados a pie de mar.
El de Sitges ha llegado hasta nuestros días en su estado original, a unos pasos de otro edificio que también ha sido pionero. Se trata del hotel 'MIM', el primero de Europa que recibió la prestigiosa certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) gracias a su conciencia sostenible: un diseño construido en un 80 % con material reciclado y sensible a las energías limpias.
Aunque, para ser francos, más que por este dato, este cuatro estrellas es famoso por tratarse del capricho de Leo Messi. El delantero del Barça lo adquirió hace apenas un año, tiempo suficiente para que su 'Sky Bar' se haya convertido en uno de los lugares de moda. Una terraza con una panorámica de 360 grados donde vivir el sueño de una noche de verano.
Otros preferirán dedicar sus veladas a ver cine bajo las estrellas. Para ello está el 'Cinema La Fresca', en los jardines Hort de Can Falc, en el que incluso hay sesiones de sing along, ese curioso formato que mezcla el visionado del film con bailes y karaoke. Y para todos siempre quedará la fabulosa gastronomía de esta ciudad, conocida por el vino de malvasía y por platos típicos tan deliciosos como el xató, una ensalada de escarola con bacalao, aceitunas y una salsa parecida a la romescu.