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Enclavado en la cordillera catalana, es el macizo más alto, lo que nos adelanta una conducción entretenida entre curvas y bosques. Hay dos carreteras que atraviesan las principales poblaciones, por lo que las opciones son varias.
Para nuestra ruta, partiremos desde Montmeló dirección Santa María de Palautordera, donde da comienzo la carretera que nos guiará hasta la subida a Collformic, un puerto de montaña a 1.145 metros de altura y donde encontramos además de unas vistas de excepción, un pequeño restaurante donde tomar un típico desayuno.
Dejamos atrás Collformic para retomar la carretera dirección Seva, donde conviene tomarnos algo más de tiempo. Además de poder sacarnos una foto en el monumento que la localidad dedicó a su vecino más motero, es buen momento para aparcar la moto y pasear por su parte antigua, caminar bajo el arco de la Casa de la Vila y acercarnos también hasta su Ayuntamiento. Hasta aquí sería el comienzo más típico. Sin embargo, existe una segunda opción como alternativa y sería, partiendo de Montmeló, conducir dirección Aiguafreda.
Esta alternativa merece la pena sobre todo en los días de más calor, ya que nos permite darnos un reconfortante baño en las pozas que encontraremos en la riera de Martinet si nos animamos a caminar un poco. En el caso de decantarnos por este camino, seguiríamos después hacia Seva y a partir de ahí la ruta sería la misma en ambos casos.
Ahora sí, dejando atrás el pueblo de Crivillé, continuamos hasta llegar a Viladrau, famosa también por sus aguas y donde quienes eligieron el primer camino también tendrán la oportunidad de disfrutar de increíbles saltos de agua sin necesidad de caminar demasiado.
Tras picar algo en el pueblo alcanzaremos el ascenso más esperado, el que nos lleva hasta Turó de l’Home, a 1.706 metros de altitud y donde, nuevamente, bajaremos unos momentos de la moto para recorrer apenas unos metros que separan la explanada que suele usarse para aparcar para llegar a pie hasta la antena repetidora que es desde donde realmente obtendremos una completa panorámica de la zona.
Más arriba no podremos subir así que comenzaremos el descenso dirección al mar hasta Sant Celoni, donde el pasado y el presente se confunden en el Pont Trencat(puente roto), ya que hace apenas unos años se ha rehabilitado un antiguo puente romano para volver a darle uso. Fusión que gusta a unos y no tanto a otros pero lo que estamos seguros es que a todos encantará el hecho de poder darse un baño en el río.
Para regresar al punto de partida tenemos de nuevo dos opciones, al igual que cuando comenzamos. Si hay tiempo, lo mejor es decantarse por la carretera de la costa, paralela al mar y subir, antes de llegar a Barcelona, hacia Montmeló, donde comenzamos. Si preferimos continuar conduciendo por el interior no tardaremos ni media hora.