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Buscar acompañamiento musical para sus fiestas a una ciudad tan marcadamente musical y nocturna como Valencia no tendría mucho sentido. Así que planteamos un simple juego en el que el fuego se apodere de cada nota. Destacamos, así, 20 canciones que han sabido enlazar sus historias entre llamas y cenizas. Cada una con su propia aventura, con su propio estilo, pero todas ígneas.
Sin duda, una de las canciones más famosas de la historia con el fuego como elemento central, si bien su temática gira entre la pasión sexual y el uso de sustancias químicas. No en vano representaba como pocas el rock ácido y psicodélico de aquel 1967, en que fue incluida en el homónimo disco de debut de la banda de Los Ángeles.
También de clásico se debe tratar esta canción compuesta por June Carter Cash para la Carter Family, que la grabó en 1962, pero que hizo más famosa su marido Johnny Cash en su versión del año siguiente. Eternos anillos de fuego que evocan cada falla que se instala en Valencia.
Y completamos este inicio de leyenda con las grandes bolas de fuego que compusieron Otis Blackwell y Jack Hammer y que el Killer grabó en 1957 en los míticos estudios de Sun Records en Memphis. Pocas imágenes evocan de manera más acertada los efluvios flamígeros que hacen arder Valencia.
Cambiamos de tercio pero no en cuanto a la descripción del calor urbano ni a la atemporalidad de la canción, salvando obviamente las distancias de espacio y lugar. Pero la banda madrileña capitaneada por los hermanos Auserón alcanzó la popularidad con este baile caliente incluido en su segundo disco, La ley del desierto, La ley del mar, con el que asentaban su segunda y triunfal etapa.
De las calles que arden de Radio Futura a la misma y completa ciudad, y todo ello a lomos de un delicioso pop. Los pamplonicas Reina Republicana saben mucho y bien de eso de crear ambientes que se mecen entre la evocación, la nostalgia y el placer de lo melódico. Y si todo ello se hace con fuego, mejor.
Es evidente que nadie pondrá en duda que Valencia echa la casa por la ventana cada año durante sus fiestas falleras. Y de echar la casa abajo saben un rato los neoyorquinos Talking Heads, tanto por sus imbatibles ritmos como por el que fue uno de sus mayores éxitos en listas de su país, parte de su quinto disco, Speaking in tongues.
El concepto de ajustar cuentas con su pasado que aplica la cantante norteamericana Taylor Swift en su Picture to burn, cuarto sencillo de su disco de debut de 2006, es muy apropiado para representar las mismas cuentas que ajustan los ninots y cada monumento fallero, convirtiéndose en auténtica crítica sociológica y popular.
Este exitazo que se marcó Billy Joel en su undécimo disco, Storm Front, en 1989, y que se convirtió en uno de sus más conocidos números uno, repasa en un santiamén los principales acontecimientos mundiales desde el día de su nacimiento hasta el que compuso la canción. Alguién ha de encender el fuego también para unas Fallas que tratan de representar la misma visión del mundo comprimida en un año.
Bajo tan impactante nombre, que bien podemos enlazar con la grandeza estética de las Fallas, se encuentra una banda original de Guadalajara que se ha convertido en los últimos años en una de las formaciones más seguidas de la independencia nacional. Debutaron en 2015 con su primer disco, de título Japonés hablado y con canciones tan intensas como la que incluye esta flamígera petición.
También una buena ración de intensidad calorífica tiene el que fue uno de los mayores éxitos globales de los australianos Midnight Oil, que achicharró listas de ventas en medio mundo con la facilidad con la que se extiende el fuego. Igualito que el embrujo que de falla en falla se extiende a orillas del Turia.
Tampoco negaremos el pico de calor que alcanzó el miembro de los Eagles con esta canción que grabó para la banda sonora de la película Superdetective en Hollywood, pico de calor del que dan cuenta igualmente los días y noches que anteceden al 19 de marzo en Valencia.
Título bastante representativo de lo que aspiran a ser las calles de la ciudad de Valencia durante todos los días previos a la cremá. Y título representativo de un disco del grupo murciano, Memorias de un espantapájaros, que suponía poner una marcha directa a la llamada madurez musical.
Siempre ha sido motivo de deseo durante las fiestas valencianas por excelencia el ansia de fundirse en un abrazo de fuego, jugar con las llamas como si purificaran más allá de quemar. Y juegos con fuego alcanzados fueron los de los Stones en esta maravillosa inicial cara B de un single de 1965. Así eran ellos. Cara B!
Y ya que volvemos a los clásicos, quien sí jugó toda su vida con el fuego, e incluso llegó a prender alguna guitarra en plena actuación en vivo, fue el siempre llorado Jimi Hendrix. Todo lo suyo quemaba, cómo no. Así que no iba a ser menos este Fire parte de su maravilloso debut Are you experienced como The Jimi Hendrix Experience. Puro fuego.
Fuegos fuera de control a los que cantan los escoceses Franz Ferdinand bajo la potencia saltarina de uno de sus éxitos, incluido en el disco homónimo con el que debutaron en 2004. Alex Kapranos y compañía siempre supieron poner a saltar a sus audiencias y encender la mecha del baile.
La banda de Jaén saltaba en los mismos espacios que los anteriores, si bien a nuestra escala nacional, hasta que un accidente de coche en el verano de 2016 les apartaba de los mismos en uno de sus momentos más álgidos. Pendientes aún de su posible vuelta, ellos ya cantaban a las hogueras humeantes tras cualquier llama.
Y las cenizas se extienden al final como un manto. Y a las cenizas les cantaba David Bowie en esta revisión del personaje de Major Tom al que había cantado en Space Oddity allá por 1969. En este caso, comenzaba la década de los 80 el Duque Blanco con su disco Scary Monsters y su número uno Ashes to ashes.
También Adele cantó a las relaciones personales en base al fuego en su segundo disco, 21, uno de los discos más vendidos de la historia de la música popular de los siglos XX y XXI precisamente en una época en la que muchos discos no se venden, que digamos. Pero la voz de Adele es capaz de convertir en oro a cuanta llama se enfrenta.
Aunque de eso de hacer oro todo lo que tocaban, o cantaban, en este caso, mucho sabían, y saben, los chicos y chicas de ABBA. Los suecos incluyeron estos besos de fuego en su sexto disco, Voulez-Vous, y les dotaron de toda su capacidad de enganche.
Pero terminamos este listado de fuego jugando en casa. Los valencianos capitaneados por José Manuel Casañ tenían la capacidad de crear himnos épicos llenos de intensidad, y este Que no se extinga la llama, justo en el momento y en el disco que los hizo, con su Chiquilla, imbatibles en el país, es un buen ejemplo de deseo de continuidad. O de despedida de fiestas.