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Cumplía su primera mitad el siglo XX y el expresionismo manejaba las riendas del arte de vanguardia en el mundo. Su estética antifigurativa era la evolución de movimientos como el futurismo y la Bauhaus, enraizados en Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial. Era un estilo de intensa intelectualidad y abstracción que le dotaron de un carácter tremendamente elitista.
El estilo alcanzó su clímax en Estados Unidos de la mano de pintores como Jackson Pollock y Mark Rothko. hasta que un grupo de artistas dio un puñetazo en la mesa del arte, oponiéndose con sus obras a un movimiento que consideraban vacío y excluyente. Aunque nació en Reino Unido de la mano de artistas como Richard Hamilton y The Independent Group, fue en Estados Unidos donde la nueva corriente artística alcanzó el éxtasis, prolongando su reinado desde finales de los pasados años 50 hasta los 80.
El nombre del movimiento responde a los preceptos que lo pusieron en marcha. Fue acuñado por el crítico británico Lawrence Alloway, miembro de The Independent Group, quien lo definió como arte popular de masas, concepto del que derivó el término hoy universal pop art.
El pop art resultó una ruptura absoluta con los preceptos entonces vigentes. Auténtico desafío a las bellas artes clásicas, aquellos artistas salieron a la calle para llevar a sus obras lo que encontraron en ella. La cultura popular, objetos de consumo cotidianos como refrescos, teléfonos y latas de sopa entraron en los museos. De su mano, la vida cotidiana, la de la gente corriente, se hizo un sitio en la historia del arte.
Junto al protagonismo de objetos tan cotidianos como los cómics, el pop art utilizó técnicas nunca vistas antes en el arte, como la serigrafía y las impresiones utilizadas por los medios de comunicación. Concepto transgresor, les permitía producir un gran número de obras, haciéndolas accesibles a todo el mundo y desterrando el concepto de obra única.
El movimiento fue respuesta a las tendencias sociales de su tiempo. Caracterizadas por la expansión económica, trajeron un desarrollo capitalista que creó una sociedad enormemente consumista. La clase media experimentó un auge extraordinario y tendencias como el cine, la moda y la música se hicieron dueños del mundo.
La exposición de CentroCentro acoge más de 120 obras de los que están considerados cuatro grandes protagonistas del pop art americano: Andy Warhold, Keith Haring, Roy Lichtenstein y Robert Rauschenberg. En las salas del Palacio de Cibeles se reúnen obras tan icónicas como la Marilyn, la lata de sopa Campbell’s, series como Electric chair, de Warhol; Apocalypse, de Haring y Autobiography, de Rauschenberg, junto a objetos como portadas de discos, cómics y un epatante vestido diseñado por Warhol. El recorrido de la expo muestra el carácter optimista del movimiento, aunque también con giros dramáticos, siempre dentro de los márgenes de la cultura más popular. La vida misma.
El trabajo de Roy Lichtenstein, cuyas obras abren la muestra, se centra en sus dos temas favoritos: el amor y la guerra. Melancólicos rostros femeninos como Hair ribbon conviven con implacables féminas guerreras como la de Crak! y viñetas tan universales como Sweet dreams baby! Pow!
A pesar de su imagen fiestera y banal, Andy Warhol muestra en la serie Electric chair, dedicada a la silla eléctrica, su capacidad crítica, algo que también destilan la serie Flash November 22 con retratos de John F. Kennedy y su asesino, Lee H. Oswald, y algunas de sus más conocidas portadas de discos y las reproducciones de las latas de sopas Campbell.
La obra de Robert Rauschenberg muestra su espíritu crítico y experimental. Igual que con los otros tres artistas, en sus salas se muestra una proyección sobre su trabajo. En este caso se trata de Pelican, fruto de sus colaboraciones con el músico John Cage y la coreógrafa Merce Cunningham.
En las salas dedicadas a Keith Haring, el espíritu del artista estadounidense desborda el marco de sus obras y se extiende por las paredes, repletas de sus inconfundibles monigotes. También se recoge en la muestra su serie Apocalypse, un dramático conjunto de dibujos realizados después de ser diagnosticado de SIDA.
En un rincón se expone la serie de fotografías que realizó Javier Porto en la sesión donde Keith Haring decoró el cuerpo de la cantante Grace Jones para un trabajo de la revista Interview, bajo la atenta mirada de Andy Warhol.
A la salida se alcanza la sala de merchandising, algo que en este caso, en el que se glosa el arte de consumo, resulta muy conveniente. Ilustraciones, libros, pins, posavasos, trapos, bolsas, cojines, marcalibros, camisetas, delantales, tablas de skate y una interminable lista de objetos son continuación de la muestra, con objetos, estos sí, al alcance de todos. Arte popular auténtico.
‘THE POP ART CULTURE’ - CentroCentro, Duque de Medinaceli, 12. Madrid. Del 16.06 al 18.09. Tel. 913 60 02 68.