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Son las siete de la tarde de un jueves y en el 'Next Level Arcade Bar', en pleno corazón de Madrid (Tudescos, 4), no hay ni una sola maquinita libre. Hay gente de edades diversas: chicos y chicas de 19 años dándolo todo en la máquina de baile, treintañeros machacando botones para pasar a la siguiente fase del Cadillacs and Dinosaurs y un informático de 45 años enganchado al volante del Crazy Taxi.
En las paredes, posters de Los cazafantasmas, Pulp Fiction y Star Wars, mientras de los altavoces sale un exitazo eurodance de los 90 como el Be My Love de Haddaway. Todo confluye para crear un ambiente que, a los nacidos entre los 70 y los 80, nos transporta a esos días felices en los que los recreativos eran el lugar de encuentro entre la chavalería y te podías echar una partida al Tetris por cinco duros.
Tras la barra, Miguel Ángel Jiménez, que empezó esta aventura a principios de 2017 junto a su socio Daniel López, nos cuenta lo que él considera la clave del inusitado éxito de su garito, además de la falta de competencia: "La sencillez de la propuesta. En esencia es un bar en el que parte de la decoración son máquinas recreativas interactivas. Y eso te lleva a recordar tiempos en los que no tenías las responsabilidades que luego tienes que asumir de adulto". Los clientes entran, piden una consumición (con precios bastante asequibles) y pueden jugar todo lo que quieran sin tener que sufrir cada vez que aparecen las palabras '¿Continuar?' o 'Game Over'.
"El concepto primigenio viene de Estados Unidos", explica Miguel Ángel, "pero allí es un estilo más familiar, con comida y máquinas más modernas. Nosotros lo hemos adaptado a la noche madrileña, que es más de salir y beber". Para ofrecer algo verdaderamente distinto, Miguel Ángel y Daniel, que se conocieron en competiciones de Dance Dance Revolution a finales de los 90, optaron por extender su carta de cervezas de importación y bebidas alcohólicas con propuestas insólitas.
"Tenemos una gran variedad que no encontrarías en un bar de copas normal, como pueden ser los refrescos importados o las sidras de sabores. Aquí en Madrid no están tan extendidas y son un acierto absoluto. Tienen muy buena acogida y la gente es muy fiel a esos productos". Nosotros probamos un sorprendente Seven Up con sabor cereza, pero lo más exótico son cócteles como el Bubble Bobble: ginebra de fresa con soda de chicle.
El auge de las consolas, la llegada del euro, lo caras que eran de mantener las máquinas, la falta de repuestos y novedades… hay multitud de razones por las que fueron cerrando, uno tras otro, todos los salones recreativos de nuestras ciudades. Quizá ha llegado la hora de recuperarlos con un nuevo concepto.
"Hay un circuito de gente aficionada a las máquinas, que las tiene en su casa o en locales alquilados por asociaciones sin ánimo de lucro que preservan un poco el legado del joystick y los botones. Compran máquinas, las restauran para uso privado y unas veces al mes las enseñan, pero es algo que no llega al gran público. Nosotros buscamos precisamente abrir esto para que gente menos especialista pueda jugar".
Pasar unas horas en el 'Next Level Arcade Bar' supone recuperar unas sensaciones que ya creíamos olvidadas. "Los piques valen oro. Hoy en día con el juego online está perdiéndose esa sensación de jugar cara a cara, o mejor dicho, codo con codo. Sigue habiendo grupos de amigos que quedan para jugar en persona, pero cada vez es menos habitual y el mercado no va por ahí. También permite jugar con desconocidos, ver su cara si gana o si pierde y echar la revancha sin rascarse el bolsillo".
El local no es muy grande, pero la variedad está asegurada gracias a tres máquinas multijuegos que se van renovando todos los meses con grandes clásicos como Pac-Man, Super Pang o Ghosts n’ Goblins, pero también con "juegos no tan conocidos que tienen muy buena calidad y que pasaron desapercibidos en su momento", explica Miguel Ángel, arqueólogo de una cultura que, en lugar de desaparecer, parece revivir a buen ritmo.
La parte técnica corre a cargo de Daniel, que se ha encargado de restaurar algunas de las máquinas, ya que la más reciente tiene 20 años. La más solicitada es la máquina de baile, pero el reclamo para los más frikis es la Bishi Bashi, un arcade japonés para tres jugadores que garantiza piques legendarios. "Es la única que hay en España, que nosotros sepamos. Cuando la conseguimos estábamos pujando con otro par de compradores que estaban interesados, pero al final nos la llevamos nosotros".
Ahora es uno de los estandartes del local. Los torneos de baile congregan a mucha gente los fines de semana, y en octubre los planes son proponer competiciones de distintos juegos como Street Fighter II, Virtua Striker o Windjammers. El éxito es tal que no descartan, a largo plazo, mudarse a un local más grande donde poder tener más máquinas a disposición del público.
Acabas la partida, subes las escaleras y sales del 'Next Level Bar' con la sensación de que llegar a la última pantalla del Golden Axe y pasar un buen rato con los amigos son tus únicas preocupaciones durante unas horas. Por eso la gente repite, porque no puedes resistir la tentación de volver, aunque sea por un rato, a los píxeles que marcaron tu infancia.
La oferta de este tipo de locales de momento es muy reducida, pero hay varios lugares en los que echarse una partida distribuidos por la geografía española que merecen una visita. En Ávila está el 'Comecocos Bar' (Plaza San Benito, 8), pub que apuesta por lo retro y que, además de máquinas clásicas, tiene karaoke, futbolín y dianas para amenizar la noche. El 'Insert Coin' de Reus (Carrer del Mar, 14) es otro garito de referencia que cuenta además con varios pinball y la posibilidad de pedir la música a la carta desde el propio móvil.
Aunque no es un Arcade Bar al uso, 'The Soho Bar' en Mallorca (Avda. Argentina, 5) es uno de esos lugares en los que queda claro que los 80 han vuelto para quedarse. Por eso sus dueños han puesto a disposición de su clientela, además de una notable carta de cocktails y una decoración cien por cien nostalgia, un Tetris original y una gran colección de consolas retro conectadas a televisores antiguos. Tienen desde el Pong, el juego con el que se inició la era de los videojuegos, o el Atari 2600 con el Pac Man y el Space Invaders, hasta la NES, la Sega Mega Drive o la Super Nintendo. No hay emulador que pueda igualar eso.