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El payés Joan Marí tenía claro, en 1954, que quería hacer un lugar para que la gente fuera a divertirse. Así que compró un solar de unos 2.000 m2 con dinero prestado. Con mucho esfuerzo y piedra dinamitada de Puig de S'Argentera, una zona minera de Santa Eulalia del Río, consiguió que, donde solo había un algarrobo y una pared, naciese este bar de carretera.
La inauguración de este "bar y sala de fiestas" (según constaba en el permiso del ayuntamiento) al borde de la carretera de San Carlos, ya fue todo un éxito. Joan Marí consiguió facturar 6.600 pesetas en esa noche y convertirlo en el lugar de referencia de la isla.
En aquella época, eso de bailar agarrados estaba prohibido, pero aquí consiguieron que hubiera baile desde el primer día y hasta cobrar entrada por ello. Un soplo de aire fresco que le ocasionó a Joan Marí algún que otro pequeño incidente con el cura del pueblo, que no soportaba que fuera más gente a estos eventos que a su misa, en la que, incluso, llegó a proyectar películas después de rezar como márketing para atraer a los fieles.
"Quiso incluso prohibirlo haciendo firmar un papel a mi padre para que se comprometiera a que la gente no fuera a bailar. Pero mi padre dijo que no firmaba nada", nos cuenta Juan Marí, más conocido como Juanito, su hijo y actual encargado de este gran negocio.
En época estival, los sábados por la mañana, te darás cuenta de que estás llegando a 'Las Dalias' por los atascos que causa la gran afluencia de público en las inmediaciones. Nadie se quiere perder este evento que tiene parte de la historia de Ibiza tatuada entre sus paredes y puestecillos, aunque solo sea por dar un paseo.
Entre tanta gente, algunos días se alcanzan las 15.000 e incluso 20.000 personas, es fácil pasar inadvertido. Si no que se lo digan al mismísimo Ronnie Wood de los Rolling Stones, al que amablemente invitaron a salir después de que alguien avisara de que había un borracho que la estaba liando. Nadie le reconoció mientras le echaban. Y al día siguiente, volvió para regalarles todo la colección de los Rolling Stones dedicada.
"Aquí la gente pasaba inadvertida y eso era lo que les gustaba", comenta Juanito mientras me enseña fotos de la época que reflejan cada uno de los momentos, en las se pueden ver artistas como Nina Hagen, Stan Webb o Barricada dando conciertos aquí.
"Para nosotros fueron muy importante los Estudios Mediterráneo, el primer estudio de grabación de la isla. Era tradición que los artistas, después de grabar un disco, dieran un concierto en 'Las Dalias'. Fue una época muy buena", rememora Juanito.
Y sigue en racha, porque de sitio preferido para las celebraciones del pueblo pegó el salto a ofrecer flamenco y barbecue para los turistas, que venían en autobuses cargados de grupos. Llegaban de 300 en 300 personas. En 1985 estrenaron lo que sería la semilla del mercadillo con cuatro puestos, un número que en la actualidad sobrepasa los 200, y que ya tienen hasta venta por internet. Algo que no es de extrañar de un lugar que ha sabido no solo reinventarse sino innovar en sus más de 64 años de historia.
Ahora 'Las Dalias' abre todos los sábados del año, ofrece menú diario en su bar y en verano tiene eventos prácticamente todos los días. El lunes y martes hay mercadillo nocturno hasta la una de la madrugada, los miércoles se celebra la fiesta Namasté, los jueves y los domingos hay conciertos "y los viernes descansamos para coger carrerilla para el sábado", nos confiesa Juanito con una sonrisa.
¿Y qué se puede encontrar en el mercadillo hippie de Ibiza? Pues prácticamente de todo. La palabra 'imposible' no existe en este lugar. "A la hora de elegir, trato de ser lo más libre que puedo", nos dice Nica Canica que vende braguitas con perros y gatos dibujados, además de ropa, que ella misma define como teatral y entre la que se pueden encontrar desde cuernos de unicornio hasta vestidos con alas de mariposa. Sus mejores clientes son "esa gente que usa la ropa como medio de expresión, con un toque de humor".
Hay bolsos hippies con todo tipo de colores, cristales y adornos, pero también otros fabricados con piel en Italia, como los que diseña artesanalmente Veronica Escandell, una ibicenca que lleva 15 años con su puesto en 'Las Dalias'. "Aquí se vende mucho porque viene gente de todas partes del mundo con ganas de encontrar cosas originales", nos dice mientras nos enseña su producto "hecho con mucho amor y experiencia".
Hasta encontramos otro puesto con gnomos de la suerte y atrapasueños hechos con madera de sabina. "Lo que más vendo son amuletos", nos dice Óscar Verde, un madrileño que lleva muchos años viviendo en la isla. "¿Y funcionan?", le pregunto. "Por supuesto, porque lo que crees se crea y entonces, funciona", afirma convencido. Y es que en 'Las Dalias', todo es posible.