Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Dentro de las comarcas que componen este paraíso de aguas cristalinas, la más popular, especialmente entre los madrileños, es La Vera. Aunque sigue teniendo muchos rincones aún desconocidos y muy bien guardados por sus paisanos. Cada pueblo de La Vera, con la peculiar arquitectura de sus casas capaz de proteger con su altura y proximidad del fuerte sol del verano, tiene en su municipio charcos indispensables.
Las pozas de Jarandilla de la Vera son de muy fácil acceso lo que provoca un potente efecto llamada. La garganta de Jaranda, ubicada en el pueblo famoso por su fiesta de los Escobazos o el palacio en el que se alojó Carlos V antes de instalarse definitivamente en Cuacos de Yuste -hoy Parador Nacional-, cuenta con varias pozas de aguas limpias que el ayuntamiento de Jarandilla prepara con diques durante la época estival. El silencio en la zona y el respeto a la naturaleza de los jarandillanos hacen de esta garganta un lugar único.
En el Losar de la Vera, aunque la garganta más visitada es la que convierte en una estampa inolvidable el Puente de Cuartos, porque se encuentra justo en la carretera comarcal que une estos pueblos, los losareños prefieren los charcos de la garganta Vadillo, menos impresionantes pero hasta donde no llega tanto forastero y se gana en intimidad.
La comarca de la Sierra de Gata es más desconocida, sin embargo, desde hace un par de años sus piscinas naturales, con una aspecto más salvaje, comienzan a atraer a viajeros que apuestan por acercarse a Portugal, alejarse de los sitios más concurridos, conocer pueblos con una historia fascinante y adentrarse en unas aguas frías y con colores más oscuros que los de la Vera, pero igual de atrayentes.
Todas son grandes y familiares, como la de Jevero, que tiene varios charcos con profundidades y entradas al agua diferentes para que cada uno decida donde instalarse en función del tipo de bañista que sea. La de Perales del Puerto llama la atención por la naturaleza salvaje que la envuelve y que incluye un puente para terminar de rematar una estampa genuina.
La mayoría de las piscinas de la Sierra disponen de un chiringuito, y alguna, como la de Perales, con una terraza en un lugar privilegiado desde donde embobarse mirando las aguas o a los chavales saltando desde las rocas al agua eligiendo diferentes alturas según la valentía de cada uno.
Pero si uno prefiere el silencio y la soledad, los ríos de Sierra de Gata también ofrecen esa oportunidad, como el cauce del río Arrago, donde encontrar un lugar para darse un chapuzón también es sencillo o para sentarse a la sombra simplemente por el placer de estar cerca del agua y de la espesura que alcanza a veces la naturaleza en esta zona.
Las Hurdes también presume de piscinas naturales, incluso, en sus pueblos más pequeñitos. Pero en esta comarca adentrarse por los caminos que llevan al interior, para ver de dónde viene el agua de la montañas y cómo cae arrastrándose sobre las piedras, como la cascada de El Chorrituero en Ovejuela, no tiene parangón. Las Hurdes rezuman agua por todos lados y si en verano te animas a visitarlas, cualquier lugar será perfecto para borrar el calor de un plumazo.
Siguiendo nuestro recorrido por las comarcas, no podía faltar la que es tan famosa por sus cerezas, pero que también puede sacar pecho por sus cascadas, gargantas y piscinas naturales. Sí, el Valle del Jerte. La Garganta de los Infiernos presume de una peculiar piscina natural conocida como Los Pilones y que exige de una pequeña caminata para llegar hasta ella que merece la pena. Más desconocida es la Garganta de Las Nogaleras que, aunque para recorrerla de arriba a abajo requiere de un poquito de esfuerzo, tiene charcos preciosos para hacer altos en el camino.
Si eres más de embalses, que también llenan Extremadura, no te olvides de parar en el de Gabriel y Galán. Un lugar que esconde increíbles historias.