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Alumnos de arquitectura y profesores de Harvard, de Japón, Noruega o Estados Unidos vienen expresamente a Teruel a estudiar las casas de 'Solo Houses'. Marcas como Louis Vuitton o Land Rover las eligen para grabar sus campañas publicitarias. Una exposición permanente de viviendas de diseño, la primera de estas características en todo el mundo, que no solo está para visitarla, sino para vivirla.
Atraídos por tal interés, viajamos hasta el término municipal de Cretas, en la comarca turolense del Matarraña, alejados de la civilización. En el kilómetro 27,4 de la carretera autonómica A-321 tomamos un camino que, por privacidad, carece de ninguna señalización. A unos 800 metros nos recibe una llamativa vivienda circular en un enclave donde confluyen arte, arquitectura y naturaleza.
El aislado paraje, a unos 200 kilómetros de Barcelona y 150 de Zaragoza, ha despertado el interés de la BBC y de Netflix, que le dieron protagonismo en el capítulo dedicado a España de la serie documental The World’s Most Extraordinary Homes.
La idea del proyecto es reunir en un único lugar una colección de 15 casas soñadas, sin límites creativos, que dialogan con el paisaje de una forma íntima. Y cuestionar todas y cada una de las convenciones asociadas a la típica segunda residencia. Entre los proyectos, algunos culminados, otros en maquetas, encontramos un bosque geométrico, una pequeña acrópolis, una pirámide invertida, una casa-cueva con piscina incluida, escondida bajo un olivar, o un caparazón que emerge de la tierra inspirado en la idea del big bang.
Aunque por ahora únicamente dos de estas viviendas están terminadas, la idea es culminar las 15 antes de 2024 y dar la posibilidad de alojarse en todas ellas. Un lujo caro, pero no inalcanzable. Alquilar una de estas joyas arquitectónicas cuesta alrededor de 800 euros al día. Teniendo en cuenta que se pueden alojar entre seis y ocho personas, la idea no suena descabellada.
La que también está terminada, y a cuya inauguración asistimos, es a la muestra escultórica temporal, la Solo Houses Summer Group Show, que estará abierta hasta el 26 de noviembre. Una veintena de periodistas venidos de Madrid, Barcelona y País Vasco aterriza en la apertura, la mayoría con zapatos poco apropiados, ya que el día está lluvioso y la experiencia incluye pisar el barro y cruzar monte a través. Aquí no hay asfalto. Solo arte y naturaleza, frente a frente, ya que en este juego, el contraste y la escala toman un papel fundamental. Eso es precisamente lo que buscan sus artistas: provocar sensaciones. Y lo consiguen.
Eva Albarrán y Christian Bourdais nos acompañan por una senda circular de un kilómetro y medio en la que nos vamos a encontrar auténticas obras de arte, que podrían estar en su galería, en pleno barrio de Salamanca. Pero que, esta vez, han salido de las paredes blancas para compartir espacio con la vegetación de este escondido paraje, que parece creado para urbanitas que desean disfrutar del arte alejados de los tubos de escape.
Cuando en 2012 conocieron la comarca turolense de Matarraña no se pudieron resistir: era el lugar donde dar cabida a toda esa creatividad arquitectónica mermada por la estandarización de las construcciones para viviendas. "¿Cómo debe ser hoy una casa de fin de semana?", se preguntan. "Queremos reinventar el concepto desde las necesidades contemporáneas, respetando la creatividad de los arquitectos que los constructores han reducido tanto", explica el arquitecto Bourdais.
Entramos, si puede llamarse así, porque uno nunca sabe si está dentro o fuera de esta singular vivienda, en 'Solo Office', una joya de Kersten Geers y David van Severen, donde nos tomamos un tentempié antes de empezar nuestro recorrido. Ambos arquitectos, del estudio belga 'Office KGDVS', han aterrizado en estas montañas con un gran anillo de hormigón completamente abierto al bosque, para conseguir una casa lo menos tradicional posible y que ha sido finalista en los premios de arquitectura Mies Van Der Rohe.
Sus paredes, todas abatibles, juegan con los conceptos de dentro-fuera. Tal es así, que en una misma estancia podemos tomarnos una copa de vino con el paisaje como único muro, o por el contrario, aislarnos junto al calor de la chimenea, si lo que buscamos es una noche íntima. Un paraíso de los amantes del interiorismo y la decoración minimalista, que pueden contemplar el amanecer tumbados en una hamaca diseñada por Muller Van Severen, o darse un baño en una piscina hacia un jardín interior diseñado por el paisajista Bas Smets.
Todo lo funcional parece no existir. La ducha y el inodoro se encierran en un armario de acero espejado. Lo mismo con los armarios. Uno se pregunta dónde están las instalaciones de aire acondicionado, las tuberías de agua, o la caldera de esta vivienda, hasta que levanta la mirada a la cubierta y encuentra paneles fotovoltaicos, tanques de agua y generadores a modo de esculturas, obra del pintor Pieter Vermeersch. Todo es de diseño. Por eso Louis Vuitton ha elegido la 'Solo Office' como espacio ideal para su línea exclusiva de muebles y objetos de decoración Objetos nómadas, que puede verse en la web de la marca francesa.
Ya fuera de la casa, recorremos a pie la exposición temporal. Nos reciben una serie de mástiles de hierro que ponen en tela de juicio cualquier postura adoptada sobre un asunto. Se trata de Todo, obra en la que el artista Peter Downsborough reta al espectador a reflexionar sobre la posición que adopta la escultura en el contexto en el que ha sido expuesta.
Es la primera de las nueve piezas de nueve artistas nacionales e internacionales que convierten el Matarraña en una galería al aire libre durante los próximos meses. Ugo Rondinone, Iván Argote, Barozzi Veiga, Christian Boltanski, Peter Downsbrough, Olivier Mosset, Fernando Sánchez Castillo, Pezo Von Ellrichshausen y Héctor Zamora son los artistas que exponen en esta galería que huye de las cuatro paredes.
Para reservar una visita a la zona hay que llamar previamente. Una vez allí, se entrega un mapa en el que se indica dónde están situadas las piezas con una breve explicación de cada una de ellas. "Queremos invitar a diferentes galerías a participar en el proyecto", nos adelanta Bourdais. "Juana de Aizpuru y Ángels Barcelona han sido las dos primeras, pero ya tenemos otras en mente para futuras muestras", cuenta.
La siguiente parada en el recorrido es Somos Tiernos, una gran valla publicitaria en mitad del monte, de Iván Argote, en el que se puede leer "Our melting bodies", o cuerpos líquidos. Un cartel al más puro estilo Hollywood, pero eso sí, rodeado de almendros y pinos mediterráneos.
Mientras, ya asoma entre olivos y almendros una torre de Babel de madera de una escala "ambigua". La estructura, compuesta de diez tambores de madera octogonales apilados en un tamaño decreciente, se llama Pabellón Deci y es obra del estudio chileno Pezo Von Ellrichshausen, que también diseña la segunda de las casas ya finalizadas. Aunque solo es lo suficientemente grande para albergar a un visitante a la vez, la relación de la torre con su entorno entrega la sensación de ser mucho más grande de lo que realmente es.
Muy cerca de ahí nos topamos con una de esas obras que uno se encuentra en ferias como Arco, pero que aquí cobra otro sentido. Desde la Bienal de Venecia de 2015 llega A sentimental Monumentality, de Barozzi/Veiga, un obelisco de hormigón en medio del campo, que desafía al paisaje y al paso del tiempo.
Un nuevo sentido es necesario para comprender en su totalidad la siguiente de las obras que nos asalta en el camino: Animitas, de Christian Boltanski. Decenas de campanas japonesas suenan movidas por el viento turolense en un entorno único. La mejor recomendación, quedarse solo unos minutos, cerrar los ojos y simplemente, escuchar. Una sesión de yoga en este paraje debe ser una experiencia inolvidable.
Seguimos por el sendero, intentando pisar la hierba en lugar del barro. Cortando literalmente el camino aparece una motocicleta, ruedas y ramas en mitad del sendero. Es la obra de Fernando Sánchez Castillo titulada Evento, una barricada realizada en bronce que recuerda a las que aparecieron en las calles de España en las manifestaciones de protesta social al calor del 15M. El uso del bronce no es aleatorio ya que este material "es el de la memoria y aquí representa lo humano", nos dice su autor, que ha venido expresamente a ver su criatura. No podemos evitar acercarnos y tocarla para comprobar que efectivamente, es bronce.
A mitad del recorrido nos recibe una de las piezas más visuales y de mayor dimensión de la exposición. El artista Héctor Zamora ha erigido un laberinto al estilo griego en el que el centro no es el final, sino la mitad del trayecto. Podemos ver la salida en todo momento, pero no podemos llegar hasta allí si no recorremos todo el laberinto. Puesto en pie con alrededor de 13.000 ladrillos, su nombre, Truth Always Appears as Something Veiled (La Verdad Siempre Aparece Como Algo Velado), nos hace reflexionar con la idea de que en la vida, como en el laberinto, no vale tomar atajos.
"He querido jugar con la transparencia de los muros, que no es un elemento común en los laberintos", explica Zamora. La obra, que la presentó en el festival Cappodox de Turquía en 2017, fue una respuesta a una cancelación de última hora: "Propuse Revira volta (Re-vuelta) en colaboración con músicos y profesores de una universidad de allí. Tres meses antes de inaugurarse me cancelaron porque tenían miedo de tener represalias por parte del gobierno turco". A modo de respuesta pensó en este laberinto que en su sentido más político, habla sobre la transparencia.
Fuera del laberinto, un fuerte reflejo nos hace cerrar los ojos. Es Kissing the Void, de Ugo Rondinone, otra sorprendente intervención en la línea del land art, compuesta por piedras de colores fluorescentes que destacan en contraste con el verdor del entorno.
Muy cerca nos saludan los bloques pareados de hormigón de Olivier Mosset. Se trata de Cimaise, obra de la cual una versión en hielo se acaba de presentar en Europa, el llamado arte efímero que dura apenas unas horas, pero que en este caso, es eterno. Según nos cuentan los organizadores, muchas de las obras son desmontables y han recibido ya ofertas de compradores privados que las quieren para sus fincas particulares. Aunque lo cierto es que, fuera de aquí, nunca serán las mismas.
El recorrido acaba en la segunda casa culminada, Solo Pezzo. Para llegar hasta allí, es preciso subir unas cuantas escaleras en mitad del monte que en algunos tramos parecen desaparecer, como el Guadiana, para volver a aparecer unos metros después, por un efecto óptico. Realizada enteramente de hormigón, esta vivienda es perfectamente simétrica. La vida de la casa gira en torno a su patio interior y su original piscina, encerrada entre cuatro paredes –la única que verás así en tu vida–, que nos produce una sensación claustrofóbica, pero que, a cambio, aporta frescura y sombra en los largos días de verano. La casa, junto a Solo Office, ha sido el escenario elegido para rodar una película de Bollywood, la industria indú cinematográfica más potente del mundo.
El sendero acaba en una buena mesa, en la que nos ofrecen degustar productos de la zona. De hecho, a solo 500 metros de allí encontramos la 'Venta d' Aubert', bodega que elabora uno de los vinos con el mismo nombre, entre los más exclusivos y valorados por los enólogos del territorio nacional. Vino, aceite y quesos artesanos son los productos más típicos del Matarraña, conocido como la Toscana Aragonesa por su rico patrimonio artístico, sus colinas rodeadas de vides y olivos, salpicadas de pueblos medievales, en los que han encontrado su retiro europeos que un día llegaron a esta tierra y se enamoraron a primera vista.