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Una música bien escogida, un buen surtido de aperitivos, el auto puesto a punto, buena compañía… ¿Qué más se puede pedir para sentirse como los protagonistas de una road movie? Un viaje en coche puede ser inolvidable si ponemos algo de nuestra parte. La sensación de libertad que da el ir donde se quiera, el encanto de ponerse en marcha sin saber dónde hacer una parada, descubrir parajes olvidados en los mapas… son aspectos que no se tienen en cuenta si solo pensamos hacer un trayecto desde el punto A hasta el B. Pero si tomamos el recorrido como la primera parte de una aventura, la cosa cambia.
La moda se ha aliado con estos exploradores que conciben su coche como una herramienta con la que sumar experiencias y, desde hace unas temporadas, son varias las firmas que utilizan la imaginería carretera (desde los vehículos hasta el asfalto) como elemento ornamental, demostrando que también la grasa de motor, el olor a carburante y las líneas discontinuas tienen su lado chic.
Dicen los expertos que la actitud, la cultura y las creencias de la sociedad se reflejan en los anuncios y, últimamente, parece que los viajes en carretera, los coches (ya sean vintage o último modelo), las áreas de servicio de una carretera secundaria, o los aparcamientos en las grandes ciudades tienen una estética capaz de crear belleza en el ojo de un consumidor roadtripper, aquella persona –sin límite de edad– que se apunta a tirar millas a la primera de cambio. La colección Crucero 2018 de Miu Miu tiene como título All I Wanted Was a Car (algo así como Todo lo que quería era un auto) y fue realizada en el circuito Lines-Monthlhéry en Francia. Marc Jacobs fotografió esta primavera a sus tops junto a coches entreabiertos, unas sugerentes imágenes que invitan al espectador a crease su propia road movie mental.
De similar calado es la campaña invernal de Coach. La firma norteamericana ha creado escenas donde los personajes aparecen alrededor de un coche retro, algo curioso teniendo en cuenta que el número de conductores jóvenes ha descendido un 31 % desde 2009, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Las tendencias se revuelven contra esta aversión de los millennials por ir motorizados y reivindican ahora la parafernalia automovilística presentando su lado más glamuroso e incluso, fantasioso. En este sentido, Prada ha elegido como leit motiv, un viaje por una fluorescente Las Vegas.
Los coches son una extensión de nuestra personalidad y comunican a los demás cómo queremos ser vistos. Socialmente, los coches deportivos y veloces se asocian con fuerza, estatus, juventud y poder. El comprobar que una máquina obedece a la orden de pisar un pedal nos eleva la autoestima. Muchas personas se sienten atraídas por el riesgo al encontrar que ese estado le motiva y excita. Esa idea se plasma ahora en camisetas con eslóganes tipo: "Siempre soy más rápido" o "El calor del momento". Mención especial merece la colección de Bershka dedicada a Hot Wheels, las miniaturas que nacieron en la década de los 60 y que eran más veloces que cualquier otro coche de juguete hasta la fecha.
La literatura es experta en comparar la vida con un viaje porque en ambos se van sumando vivencias, situaciones y contactos con otras personas que nos hacen aprender y avanzar. Esta temporada muchas son las firmas de moda que han enmarcado frases del tipo: "La vida es un camino sin fin" o "Dirección a ninguna parte" dentro de escenas de carretera. En este área despunta Top Shop que ha puesto "Nunca estuvimos solos" en un avistamiento extraterrestre como un guiño a la película Encuentros en la Tercera Fase.
Gasolineras, estaciones de servicio, restaurantes, bares de carretera… lugares apartados del mundo donde grupos de extraños se reúnen durante un rato para reponerse y recomponerse antes de seguir el camino. En ocasiones esos ambientes han dado juego a las películas más truculentas dentro del género wrong-way horror donde los protagonistas toman un rumbo equivocado que les lleva a locales o pueblos inhóspitos repletos de seres indeseables. El lado más amable de las áreas de descanso se presenta en espacios que evocan miradores irresistibles o arquitecturas (exterior e interior) nostálgicas.
El workwear, o sea, la ropa de trabajo adaptada al día a día, también se ha inspirado en la automoción. Desde los chalecos reflectantes hasta los monos de mecánico pasando por el calzado con la punta reforzada –las botas de Carhartt o DrMartens– y las camisetas estampadas con llaves inglesas o en damero blanco y negro (en homenaje a las típicas banderas de la Fórmula 1) con alguna pincelada en rojo o amarillo.
Con casi cien años de historia, la Ruta 66 fue la primera autopista asfaltada de Estados Unidos y la más mítica en los viajes en carretera. Transcurre entre Chicago y Los Ángeles y sus casi 4.000 kilómetros de longitud han marcado la cultura popular. Steinbeck la bautizó como la Carretera Madre en su novela Las uvas de la ira y en la película Easy Rider, Dennis Hopper muestra unos paisajes espectaculares. En España también tenemos nuestras particulares Rutas 66 aunque con menos kilómetros, porque la diferencia de tamaño entre los dos países es considerable. La Ruta de la Plata (A-66) que cubre el trayecto (de 800 kilómetros) entre Gijón y Sevilla sería una de ellas. La segunda Ruta 66 española podría ser la N-340 (también llamada Carretera del Mediterráneo), que une Cádiz con Barcelona y es la más larga del país con 1.248 kilómetros.
Un coche pasa a la categoría de clásico cuando cumple la edad de 25 años pero hay modelos que, por haber salido en una serie de televisión, por coleccionarlos en miniatura o ser los que montábamos en la infancia, adquieren otro grado más entrañable. Aunque es complicado conseguir y mantener hoy un vehículo de antaño, sí se puede llevar plasmado en una camiseta.