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Esta ex Miss España, modelo y presentadora, confiesa que "vive en ruta", sobre todo por sus múltiples obligaciones profesionales, pero no le importa reconocer que disfruta con ello y que viajar y leer son sus dos grandes aficiones. La sevillana pasa tanto tiempo en el AVE, que asegura entre bromas, que "un par de vagones ya los tendría pagados". Le encanta conocer sitios nuevos, dentro y fuera de España y su favorito es el turismo gastronómico. Prefiere no organizar los viajes y lanzarse a la aventura, haciendo rutas con un coche y un mapa, porque es como "mejor terminas conociendo los lugares".
Hace catorce años llegó al mundo de la televisión y ya está acostumbrada a compaginar varios formatos a la vez. Actualmente prepara la quinta edición de MasterChef, su proyecto "mimado", que le acerca cada temporada al apasionante mundo de la gastronomía y con el que comparte amistad y trabajo con cocineros reputados como Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera. Eva ha enlazado la temporada de MasterChef Junior, el MasterChef Celebrity y el formato clásico que está a punto de estrenar, en el prime time de La 1, pero asegura que "no hay un secreto para mantenerse en un mundo tan competitivo, y que todo depende de lo que uno trabaje y esté dispuesto a sacrificar".
Sí, he cogido muchos aviones y sobre todo tren. He viajado tanto que un AVE, o por lo menos un par de vagones, ya los tendría pagados. Durante 14 años he tenido que viajar prácticamente todos los fines de semana de Madrid a Sevilla, donde está mi familia. Así compaginaba trabajo con ocio. El teléfono móvil y, sobre todo, un buen libro son los dos indispensables en mis viajes. Sentarme en el AVE y leer es mi momento de paz... mi descanso. Es el momento en que me olvido un poco del mundo.
La mecánica del concurso es la de siempre. Los mayores cambios los dan los propios concursantes, verdaderos protagonistas del talent. Pero en esta ocasión son muy divertidos y dispares, así que el programa promete. Con el concurso he descubierto que hay un nivel altísimo gastronómico en España. Me he dado cuenta, con los años, de que un buen guiso de cualquier madre, en una casa, ya te demuestra que hay buen nivel en la cocina. Muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos de verdad y te das cuenta de ello cuando viajas.
Cada una tiene su cosa. En la tradicional de MasterChef' es donde más responsabilidad tenemos, porque estos concursantes se juegan su futuro y todos quieren ser profesionales de la cocina. En el momento en el que entran en el programa les cambia la vida y ese peso recae mucho en nosotros. Con los niños es todo muy divertido porque son vitalidad pura, imaginación, ingenio, inocencia. El MasterChef Junior nos da grande momentos. Ellos están jugando a ser cocineros, no se juegan el ser cocineros como en el otro.
Este año hemos probado con el MasterChef Celebrity y al público le ha encantado. Ha respondido muy bien y nosotros nos lo hemos pasado genial haciéndolo. Ver a esa gente acostumbrada a hacer un papel, y acostumbrados a verlos de una manera, luego choca verles en otra faceta, riendo y llorando. Se lo toman muy en serio. Afloran en ellos sentimientos que desconocían.
Hace unos días estuvimos con los compañeros en Santiago de Compostela. Nunca había ido. Fue la primera vez que pisé esa tierra y es verdad que es mágica. Me sorprendió mucho y me encantó su concepto gastronómico. Hemos comido allí genial, sobre todo en Casa Marcelo (1 Sol Repsol), un verdadero descubrimiento. Tengo en mente volver en cuanto pueda y lo recomiendo, sin duda. Recuerdo una especie de gilda de atún, maravillosa. Tenían un pescaíto frito que se comía entero, que era un espectáculo y una especie de atún marinado, que estaba buenísimo. El restaurante tenía una gran barra y una mesa enorme, con lo que todo el mundo comía junto. Ese concepto me encantó.
Me gustan las dos cosas. Todos los días no puedes ir a grandes sitios, porque dejarías de valorarlos, y yo soy mucho de tapitas. Tengo ese concepto de andaluza de comer todos al centro y picotear. En esta etapa de MasterChef grabamos en Granada y allí descubrimos un sitio corriente, pero maravilloso. No tenía glamour, pero nos encantó y nos dejó muy buen recuerdo, se llama FM. Tiene el mejor pescaíto frito del mundo y mira que en mi tierra hay mucho nivel. Tiene unos langostinos buenísimos, gambas, pulpo... de verdad, que es maravilloso y no tiene ni mesas, es una barra grande y poco más. Está muy bien de precio.
Nada. En cuanto entras en Sevilla todo te va a maravillar. Recomiendo pasear por todo el casco antiguo, por el barrio de Santa Cruz, la catedral, pasar por el callejón del agua... esto es visita obligada, de día y de noche, porque la iluminación de toda la zona y de los jardines, es muy bonita.
Allí conozco muchos bares de tapeo. Me gusta ir sobre todo a uno que se llama Zoko. Lo lleva un chico argentino muy profesional y un cocinero madrileño. Saben llevarlo muy bien. Todo el género que tienen lo traen de Zahara de los Atunes y tienen, entre otras cosas, un atún increíble. En Zahara tienen otro similar, que se llama Zokarrá que tiene también un concepto muy chulo y muy buen arroz. Por el casco antiguo hay un restaurante que no lleva mucho tiempo pero que te asomas y ves el puente de Triana, en la plaza de Altozano. Tiene una terraza muy bonita desde la que se ve todo Sevilla. Se llama Mariatrifulca y vale la pena pasar a conocerlo mientras visitas la ciudad.
Para pasar la noche, a mí me encanta el Hotel Eme, en Sevilla, que es precioso. Tiene una terraza que está enfrente de la Giralda. Es una maravilla. Te despiertan las campanas de la catedral.
Pero sin duda, el sitio más especial en el que he pasado una noche es el Recreo de San Cayetano, en Ronda. Es la finca familiar de los Ordóñez que ahora gestionan Cayetano y Francisco Rivera como casa rural. Merece mucho la pena pasar a conocer Ronda, que tiene mucho encanto y después, alojarte allí. Es un remanso de paz absoluto. Entras en la casa y, de corazón, siento que hay una energía especial que transmite buen rollo. En sus paredes se respira historia. Tiene muchas curiosidades, como que descansan allí las cenizas de Orson Welles, en un pozo. Tienen una encina legendaria y dos tilos que tendrán siglos. Sentarte en el césped, a su lado, cerca de la piscina, con un buen libro, es impagable.
Es una escapada que sí o sí, hay que hacer... dentro tienes la chimenea y una gran cocina, también preciosa, muy antigua pero acondicionada. Es un lugar para escapar de la rutina.
El Huerto de Juan Ranas, en Granada, es el mejor para este tipo de cenas. Es un sitio que no te puedes perder, si quieres que tu pareja no lo olvide. Tiene un concepto un tanto árabe, metido en el mundo granaíno y es maravilloso porque está en pleno mirador de San Nicolás y, ya solo por las vistas que tiene, merece la pena. Es un lugar que enamora, estás a los pies de la Alhambra y el ambiente es muy especial. Yo voy desde hace muchos años, y ahora lo hago con mi marido. Además tiene un Bloody Mary que está buenísimo.
Hace unos meses estuvimos algunos compañeros de MasterChef en Arzak (3 Soles Repsol), porque coincidió que estábamos en San Sebastián y no podíamos dejar de ir a visitar al padre de la gastronomía. Pepe, Samantha y Jordi, mis compañeros, lo conocían bien. Estaban el maestro y su hija Elena, y nos trataron maravillosamente bien. Cenamos en la cocina del restaurante. Son privilegios que tenemos, porque es verdad que los cocineros se portan siempre genial con nosotros. Es una cocina para disfrutar, para una ocasión especial y tengo muy buen recuerdo. También lo tengo de cuando visitamos a Martín Berasategui en Lasarte (3 Soles Repsol). Son experiencias, porque no es solo cenar en el restaurante, es el viaje, la preparación, el pensar qué vas a comer, cómo te van a sorprender... Igual que en los restaurantes de mis compañeros, El Bohio (2 Soles Repsol) y Abac (3 Soles Repsol).
A cocinar no, aunque se te quedan muchas cosas, pero, en mi caso, se me ha afinado mucho el paladar y se me ha abierto la mente. Ahora tengo muchísimo respeto por los cocineros y cuando me siento en algún sitio pienso en el enorme trabajo que hay detrás e intento comprender lo que cada plato me quiere contar".
Para descansar y recuperarme, me voy a mi pueblo, Mairena del Alcor. Allí están mi madre y mi casa. Donde nací y me crié, es donde recargo pilas, desconectando y comiendo pucherito casero.
Me gusta mucho la playa, y las de Cádiz, donde siempre he veraneado, son las mejores, pero lo paso genial de ruta de pintxos por la parte vieja de San Sebastián. Es un plan super divertido.