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Santo Domingo de la Calzada no podría entenderse sin el Camino de Santiago y es que su fundador, un ermitaño llamado Domingo, se asentó aquí para ayudar a los peregrinos que pasaban por estas tierras. Ganó terreno al bosque de encinas que cubrían el lugar, construyó un puente para cruzar el río Oja y en sus orillas edificó un hospital y un templo que se convirtieron en hito inevitable en la Ruta Jacobea.
Las leyendas que cimentan la historia de la ciudad también están ligadas al camino, empezando por su lema: "Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada". Cuentan que un matrimonio de peregrinos y su hijo se hospedaron en una posada de la villa. La posadera se prendó del joven pero, al ser rechazada, le escondió una copa de plata en el equipaje para acusarle luego de robo. El peregrino fue juzgado y ahorcado. Cuando los padres fueron a ver el cuerpo del hijo, se encontraron con que Santo Domingo le había mantenido vivo. Contaron el milagro al corregidor, el cual dijo que el joven estaba tan vivo como el gallo y la gallina que se iba a comer… Al instante, ¡las dos aves se levantaron y se pusieron a cantar! Por eso hoy podemos ver un gallo y una gallina en el interior de la catedral.
Justamente, la catedral es un buen inicio para empezar el recorrido por la ciudad. En el templo confluyen los estilos románico, gótico, renacentista y barroco. Justo enfrente se encuentra el antiguo Hospital de Peregrinos, ahora convertido en Parador de Turismo. Volviendo a la arquitectura religiosa, otro edificio a destacar es la abadía cisterciense de Nuestra Señora de la Anunciación , donde todavía vive una comunidad de monjas. Además de regentar un albergue de peregrinos, las religiosas llevan un taller de restauración de libros antiguos y hacen una deliciosa repostería, que no podemos dejar de probar, en especial los borrachuelos: unos hojaldres rellenos de pudín de frutas.
Continuando con la importancia que tuvo y tiene el peregrinaje en la ciudad, Santo Domingo cuenta con un centro de interpretación del Camino de Santiago que sirve a su vez como oficina de turismo, que ofrece visitas teatralizadas por los rincones históricos del municipio y catas de vinos en bodegas cercanas.
Pero no solo del camino vive Santo Domingo, ya que la ciudad es el recinto amurallado más importante que queda en La Rioja y acoge los únicos exponentes de la arquitectura gótica de la comunidad, como por ejemplo la Casa Trastámara, el edificio civil más antiguo del lugar. Ya en las afueras, podemos dar agradables caminatas, como en el Paseo de la Carrera, que transcurre entre hileras de castaños hasta llegar a la Ermita del Santo. Otra opción interesante es el llamado Paseo de los Molinos, que, como su nombre indica, llega hasta el único vestigio que queda de los numerosos molinos que hubo en la zona.
No podemos marcharnos de esta ciudad sin aprovechar para probar alguno de los platos típicos de la tierra, como los cocidos, las patatas a la riojana, la carne de ternera, el bacalao o los pimientos locales. Una apuesta segura es el restaurante Los Caballeros (Mayor 58; 941 342 789), donde sirven el bacalao de muy distintas maneras, o La Vieja Bodega (Avenida de La Rioja 17; 914 324 254), en el municipio cercano de Casalareina, que destaca por una excelente materia prima y una extensa carta de vinos. Precisamente el vino es el gran protagonista de otro municipio cercano, Haro (a unos 20 minutos en coche desde Santo Domingo de la Calzada) donde podemos visitar varias bodegas de reconocido prestigio, como las de Ramón Bilbao (Avenida del Santo Domingo de la Calzada 34; 941 310 295) o la Viña Tondonia (Avenida de Vizkaia 3; 941 310 244).