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Son las 12 de la mañana y un buen número de adultos con sus respectivos hijos aguardan en la plaza de España a que el guía, Luis Ruiz de Zuñiga, dé el pistoletazo de salida para empezar el recorrido. Los niños todavía no lo saben, pero este chico que ahora les pregunta cómo se llaman se los meterá en el bolsillo en cuestión de minutos.
En el grupo de hoy la mayoría tienen entre tres y cinco años: "Suelen venir un poco más mayores, de entre seis a diez años porque a esa edad en el colegio están estudiando la época medieval y nuestra ruta es un complemento académico muy interesante", comenta el guía. Y añade: "De todas maneras, nosotros variamos lo que les contamos dependiendo de la edad para hacerlo más divertido para ellos".
Al final de lo que se trata es que sea "una ruta infantil o ruta chiki, que decimos aquí, y que sean los más pequeños quienes enseñen a los padres lo que están viendo".
Los que en un primer momento se mostraban más bien tímidos mientras decían su nombre, van ganando confianza y los que estaban distraídos, como mi hijo en las primeras explicaciones, prestan más atención a las preguntas constantes que les va haciendo el guía. "Esta es la calle Zapatería. ¿Os imagináis por qué se llama así?".
"Es un público muy agradecido", nos cuenta Elisabeth Ochoa de Uribe, responsable de la empresa 'Guías Artea', que son quienes organizan esta y otras rutas.
"Los niños acaban la visita dándote la mano. Todos quieren ir contigo y se despiden con besos y abrazos. Cuando te los vuelves a encontrar por Vitoria siempre te saludan".
Efectivamente, después de echarse una carrera subiendo el cantón de San Roque, los niños no pierden de vista a Luis que, como si fuera el flautista de Hamelín, parece haberlos hipnotizado a todos.
Con él van aprendiendo que el rey Sancho VI le puso nombre a la ciudad al decir: "Esta es mi nueva victoria" pero que antes de eso ya había una ciudad más antigua tras las murallas que se llamaba Gasteiz.
"Es una visita cronológica por Vitoria", comenta el guía, "desde los orígenes de la ciudad a la parte del ensanche del siglo XVIII y XIX. Vemos la parte vieja rememorando cómo vivían antes y nos detenemos en algunas casas especiales”.
Durante una hora y media se pasa por las murallas medievales de la ciudad; la catedral de Santa María; se ven maquetas de la ciudad; la Casa del Cordón (del siglo XV), un palacio en la calle Cuchillería del casco viejo en el que los dueños pusieron una puerta a la calle muy baja para que todos los que entraran tuvieran que hacer una reverencia al pasar; se visita el Museo Fournier de Naipes en el interior del Palacio de Bendaña (del siglo XVI), uno de los mejores museos de cartas del mundo...
Y así, entre anécdotas y curiosidades pasamos la mañana del sábado descubriendo la ciudad con los niños entretenidos, jugando a la vez que aprenden (4 € para los niños, 6 € adultos y menores de 4 años gratis). Además, el primer domingo de cada mes, la oficina de turismo organiza la visita en euskera.