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A los pies de la sierra de la Demanda y en el valle excavado por el río Oja se encuentra esta población riojana con marcado sabor vasco. Tierra de contrastes paisajísticos, en los que tan pronto te ves inmerso en un tupido bosque de hayas como pedaleando entre vides y tierras de cultivo, o contrastes gastronómicos, con pintxos regados con un buen vino mientras callejeas por su tradicional casco histórico.
Son dos las rutas que os proponemos, una sencillita como la 'Vía verde del Oja', llana, siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril de Haro-Ezcaray, con inicio en la arboleda de la estación de Ezcaray, hoy rehabilitada como restaurante, y que tras los primeros kilómetros entre rebollares, hayas y pinos nos adentra en campos de cereal y vid, pasando por las monumentales Santo Domingo de la Calzada y Casalarreina. La otra es conocida como 'Camino de herradura', recorre el valle del Oja en sentido contrario a la vía verde y es un divertido sube-baja, algo más exigente que la anterior, pero cortita y perfectamente factible para pasar un entretenido día en familia.
Para rematar, la visita a una bodega puede ser un plan complementario y divertido. La bodega Vivanco, en Briones, ofrece un paseo por la vendimia para conocer todos los detalles de esta práctica y talleres con los que tener a los peques entretenidos mientras los adultos disfrutan de la susodicha excursión.
Pedalear en Navarra por donde antaño lo hizo un tren minero que comunicaba las minas de Plazaola con San Sebastián, puede ser toda una aventura para hacer en familia. Se han rehabilitado más de 50 km de su trazado original para uso y disfrute de ciclistas y viandantes, aunque os recomendamos los 40 km comprendidos entre Lekunberri y Andoain por poder hacerlos ininterrumpidamente.
El recorrido, en esta época del año, nos regala un paisaje teñido de ocres entre montañas, valles y ovejas churras, aderezado por varios túneles que harán las delicias de los más pequeños al grito de "eco". Además, la vía cuenta con centro de interpretación, servicio de alquiler de bicicletas, así como de traslado al punto de inicio, para que no os tengáis que preocupar de otra cosa que no sea pedalear.
Otras actividades alternativas para hacer en la zona pueden ser la visita a la cueva de Mendukilo, conocida como la puerta a las entrañas de la sierra de Aralar, el santuario de San Miguel de Excelsis o los nacederos de Iribas.
Sin movernos de Navarra, cerca de Vitoria-Gasteiz, se encuentra el pantano de Ullibarri-Gamboa que, con forma de ocho, nos ofrece varias alternativas de ruta según nuestra condición física: la norte con unos 32 km de recorrido, la sur de unos 13, y la vuelta completa de 45 km, con la pasarela del Zadorra que lo divide y da esa chispa de adrenalina y diversión a cualquiera de las opciones.
Se puede acceder al pantano por tres sitios distintos: El Parque Provincial de Landa, Nanclares de Gamboa o Parque Provincial de Garaio, que es el que elegimos nosotros como inicio de la ruta norte. En este último hay área recreativa con baños y oficina de información con opción de alquiler de bicis, pero en época estival.
Otro tren minero para el recuerdo reconvertido hoy en vía verde y un imprescindible si os acercáis a Asturias. Ruta con forma de Y que discurre por los valles de Teverga y Quirós y que cuenta con unos 67 km si se completan ambos ramales. Al igual que en la vía verde del Plazaola, la logística se simplifica con un centro de alquiler de bicicletas en el inicio de la ruta.
Además, tiene otros alicientes para convertirse en un plan perfecto: encadenamiento continuo de túneles, hórreos, puente romano, cachopos con denominación de origen, y la atracción de la ruta, Paca y Tola, dos osas que quedaron huérfanas a manos de un cazador furtivo y que viven en semi-libertad al cuidado de la Fundación Oso de Asturias.
Decir que el ramal de Quirós es algo más empinado que el de Teverga, pero cuenta con el atractivo del embalse de Valdemurio, donde en verano podremos darnos un refrescante paseo en piragua.
De nuevo en Navarra, la protagonista indiscutible de esta selección otoñal, nos encontramos con una gran meseta kárstica elevada por encima de los 1000 metros de altitud donde, haciendo honor al nombre de "bosque húmedo", el 70 % de su territorio lo conforman tupidas masas de hayas, acompañadas de otras especies arbóreas, e intercaladas con rasas o prados en las que pastan caballos y esas ovejas que nos regalan el exquisito queso Idiazábal. Igual de espectacular que la selva de Irati, pero menos conocida, la sierra de Urbasa es un paraíso para los amantes de la naturaleza, con rutas tanto de senderismo como para bicicleta de montaña, y que, además, al estar hablando de una meseta, algunas de ellas son aptas para hacer en familia debido a su poco desnivel.
Las vistas desde el balcón de Pilatos sobre el circo del nacedero del Urederra, con los buitres sobrevolando los roquedos, son, simplemente, impresionantes. Otro imprescindible para complementar la visita será acompañar al río Urederra hasta su nacimiento, pudiendo admirar los farallones de roca desde otra perspectiva, esta vez desde debajo de la meseta. Se trata de una ruta muy sencilla para hacer andando con los peques y que parte del pueblo de Baquedano.