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En Japón, donde las mascotas están prohibidas en los edificios y conjuntos residenciales, los neko-cafés o cafés de gatos, algunos muy especializados en razas o en colores, se pusieron de moda en el año 2004 para paliar la soledad urbana y por sus innegables beneficios terapéuticos. Algo más tarde, pero también con éxito, ha llegado esta corriente a Valencia, donde una calle alberga ya dos de estos cafés para mascotas. 'El Passatge dels Gats' y 'La Fábrica de Huellas' se encuentran muy cerca de otro popular templo de gatos, el Jardín Botánico, y de los interminables Jardines del Turia, que atraviesan la capital ocupando el espacio del antiguo lecho del río. Un sitio idóneo para que los animales no se estresen con el tráfico.
Hace tres años David Montesinos creó el primer café de gatos de la ciudad, motivado por el hecho de rescatar una gata y buscarle un hogar por las redes sociales. Así nació 'El Passatge dels Gats', un lugar donde los clientes meriendan y conocen a los aproximadamente 18 gatos rescatados de la calle para que puedan tener una oportunidad de ser adoptados tras facilitarles cariño, vacunación, esterilización y desparasitado. El café tiene estrictas reglas para asegurar la salud y el bienestar de animales y clientes, asegurándose de que los gatos no sean molestados en exceso. "El mayor error es creer que los gatos son como perros y que están supeditados a las personas, cuando en realidad tienen una personalidad muy fuerte", explica Montesinos.
A este acogedor pasaje se accede directamente tras pasar una doble puerta que evita –siempre hay niños y despistes– el riesgo de fugas. Está lleno de agradables cojines, estanterías, juguetes, bancos, escondites, y, a través de un escaparate llamativo con una estructura de plataformas, los gatos pueden ser vistos y ellos pueden distraerse mirando a la gente. No se les puede alimentar, pero para los clientes hay en el establecimiento, una gran variedad de bebidas sin alcohol: refrescos, té, café, infusiones... Además, dulces, snacks salados y deliciosas tartas, hasta coca de llanda. Vinculados con la Asociación ADAANA (Asociación en Defensa y Ayuda de los Animales Abandonados), todo lo que se vende o se sirve es solidario, y con los beneficios obtenidos se pagan veterinarios, manutención y cuidados para los felinos. Es decir, solo con tomar un café aquí ayudas al bienestar de los peludos.
Para compartir un tiempo de entre 60 y 90 minutos con los gatos, hay que hacer una reserva en su página, después de leer las normas del local. En este café, al que se pueden hacer donaciones de diversos tipos, se realizan charlas impartidas por cuidadores, psicólogos, veterinarios o comunicadores cuyos contenidos se pueden proponer a los organizadores.
La oferta de productos miau es muy extensa e ideal para regalar a un apasionado o apasionada de los felinos: recuerdos del local, llaveros, collares o pulseras con figuras gatunas, calcetines con imágenes de gatos, cuentos, carteras, neceseres, postales, camisetas, bolsos, peluches, carpetas, libretas, cajas, marcapáginas, pósters, diademas con orejitas…
En 'El Passatge' buscan que los visitantes se enamoren más del carácter que del físico del gato, y ayudan a comprender el lenguaje gatuno. También resuelven en su blog cuestiones que se plantean para el cuidado de un gato, como su correcta alimentación o higiene. Orgullosos de su labor para el bienestar animal, en una de las paredes cuelgan las fotografías con los nombres de todos los gatos, más de 70, a los que ya han encontrado una familia.
Héctor es el encargado de 'La Fábrica de Huellas' desde julio de 2018. Para acceder no hace falta reservar ni pagar entrada, solo tomar algo en la mesa tras cogerlo del take away responsable. Su Casa de los Gatos, donde vive una colonia temporal de 13 felinos en adopción, está situada tras una doble puerta después de los acogedores asientos y mesas del espacio dog friendly. Así que se puede venir con perros a este espacio y tomar alguna delicia con ellos, o visitar a los felinos, como prefiera el visitante.
Nos atiende muy amablemente Nazaret Hernández, profesora en Terapia Ocupacional que, con otras cinco mujeres, creó la Fundación Acavall de terapia, ocupación y ocio de personas con ayuda de animales. Años después modificaron los estatutos para devolver a los animales el bien que hacen a los humanos, favoreciendo su adopción, ofreciendo a los dueños la posibilidad de un "café experto" con una cuidadora canina… En resumen, dando y recibiendo cariño, afecto y cuidados desinteresados.
En 'La Fábrica de Huellas' se dedican a ayudar a la educación canina y humana. Reciben peticiones de temas y ellos buscan al experto que conozca soluciones para el entendimiento humano-animal. Además, realizan un sinfín de iniciativas que van desde el yoga al taller de piano con gatos. Cada semana proponen actividades educativas y de interacción respetuosas con animales, tanto para humanos adultos como para niños.
Además de algunos perros con su amo, allí está Maya, una perra que ha pasado toda su vida atada y tiene dificultad para adaptarse a una vida normal sin ladridos ni temores. En ese espacio la intención es que se acostumbre a la presencia de personas y de otros canes, con infinita paciencia y amor. Ella no tiene una sola familia sino una tribu de amigos y profesionales, que la ayudan y la comprenden.
En la Casa de los Gatos se pueden encontrar infinidad de lugares gatificados, con rascadores, cunas pegadas al cristal desde donde pueden descansar y vigilar, pasadizos, juguetes, y publicidad con recomendaciones de expertos etólogos. Tienen un hermoso espacio para realizar las actividades con ellos llamado la sala infinita. Y también un piano y mesas para escribir, dibujar o tomar algo entre los bigotudos.
La oferta del take away responsable es grande y su consumo completamente solidario. Para los perretes y los gatetes: helados perrunos y gatunos con leche de cabra y miel de romero, totalmente naturales y sin alérgenos. Las galletas Amor Perruno, de múltiples sabores naturales, salados, dulces y gourmets, decoradas y con formas divertidas de hueso o de huella, son realizadas por la repostería canina 'Miguitas'.
Para los clientes se ofrecen todo tipo de bebidas como smoothies, frappés, cervezas y refrescos locales, o infusiones empaquetadas desde un centro ocupacional por personas con discapacidad para regalar autoestima. También agua solidaria Auara, para ayudar a que los países en vías de desarrollo accedan al agua potable; café ecológico de comercio justo, y leche de granjas con certificado de bienestar animal.
Más allá de las bebidas, para comer se cuenta con productos orgánicos. En salado: tostadas de cinco cereales o centeno, empanadas argentinas de verduras o empanadillas de espinacas. "Para la gente más dulce": cookies, cruasanes, abanicos de queso y limón, tartas caseras y donuts de manzana, azúcar o cacao. Todo pretende tener un impacto social positivo, con certificado B-Corp para el comercio justo de las empresas, y está encaminado a intentar cambiar el mundo: todos sus desechables son 100 % biodegradables. Y en las estanterías de la tienda "humana, peluda y solidaria" se pueden encontrar juguetes, recompensas, malta para gatos, neutralizadores de olores, hormonas tranquilizadoras, bolsas para recoger excrementos, gorras, camisetas.
Ambos locales son un paraíso –tienen un delicioso aire acondicionado– en una ciudad donde normalmente reina el bullicio y los ruidos, tanto para personas y animales que disfrutan con la paz y la calma. Altamente recomendables, junto con niños, adultos o en soledad con tus ideas, para pasar unas horas muy agradables con seres muy cercanos disfrutando de unos productos naturales suculentos.