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Una mezcla entre la versión renovada de los típicos merenderos de huerta en los que degustar arroces y carnes a la brasa, y un restaurante que aspira a ser tenido en cuenta por los paladares más exigentes. Antonio (junto a sus padres y su mujer) decidió abandonar la venta ambulante de hortalizas y dar rienda suelta a su pasión por la carne y los vinos, sin perder de vista su conocimiento de los productos de la huerta. Manuela, su madre, prepara los fondos, los arroces, y unos dulces típicos que los clientes suplican llevarse en cajas. Si la propuesta de este restaurante solo fueras sus magníficas carnes y sus deliciosos arroces, ya sería un lugar reseñable, pero es en los entrantes donde este restaurante aspira, sorprendentemente, a ser mucho más. La cuidada selección de vinos, y la labor del jefe de sala, hacen que, por momentos, olvides que estás en un restaurante de la huerta.
Localización