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Babette ha sido una grata sorpresa, con un viraje a la tradición, platos bien cocinados, buen producto y nada de florituras. La propuesta del restaurante puede atraer más o menos al público, pero es bien honesta. Propone una cocina de inspiración francesa, de platos bien hechos sin locuras técnicas y un paseo por la gastronomía alta de miras. Platos sabrosos, cantidades nada exiguas y carta relativamente amplia, que permite compartir, apostar por un itinerario más carnivoro u otro más vegetal y volver varias ocasiones sin que haya que repetir ni un solo plato. La bodega es muy interesante, con gran presencia francesa. Equipo de sala excelente, trato superior.
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