Iglesia de Santiago

Padrón, Coruña, A

Qué ver

Cuenta el dicho “quien va a Santiago y no va Padrón, o hace la romería o no”. Ese es parte del atractivo del lugar, además de ser un final para el camino portugués a Santiago. Llegar a Compostela es continuar hasta la iglesia de Santiago de Padrón y recalar en esta localidad. Todo hace referencia en este reducido espacio al apóstol, puente, iglesia, pedrón, hasta los muros conservan en sus adentros una reliquia que pudiera pertenecer al apóstol también, traído de Santiago de Compostela cuando en 1877 se fundó la nueva iglesia neoclásica.

Una entrada con columnatas y frontispicio que se despliega para dar acceso a otra, y, en su centro, un ojo, un ojo que todo lo ve, el arco de medio punto. A los lados, las torres con sus correspondientes campanarios. La iglesia conserva los restos de una inscripción de su patrocinador románico Gelmírez, un elevado púlpito gótico con el que el arzobispo Lope de Mendoza mandó hacer la figura de Santiago Peregrino. Una vez que entramos al templo se nos descubren las paredes, aludiendo nuevamente al apóstol y la tradición jacobea: un Santiago Matamoros montado en su blanco caballo en uno de os altares; una talla del siglo XVII de Santiago Peregrino, que los jóvenes del municipio trasladan a hombros y en procesión hasta la ermita de Santiagüiño; unas pinturas en las que Traslatio es representado, así como la aparición de la Virgen a Santiago, como símbolo de todo el pedrón (de piedra), que daría nombre al municipio, Padrón. En lugar destacado, bajo el altar mayor, lo que para unos era un ara de los romanos a su Dios Neptuno, para otros la piedra donde se ató la barca que trasladaba los restos de Santiago desde Tel Aviv –antigua Haffa- hasta el punto más lejano de predicación, Iria Flavia, hoy Padrón, Galicia.