Hospital de La Santa Resurrección

Utrera, Sevilla

Sabemos que transitamos por una calle antigua porque al lado está la iglesia de Santa María de Mesa; en la fachada del edificio, se lee con letras de trazo claro “Hospital de la Santa Resurrección”; la pared es blanca, sin adornos; un revestido de pintura amarilla encuadra la puerta. Unos balcones con balaustradas muy sencillas se muestran en la segunda planta. Al doblar la esquina hay una subida de escaleras. El camino asciende y desciende hacia una puerta algo más vistosa, pero nada en el exterior, más que la indicación de lo que es, despiertan la curiosidad del turista.
Adentro, todo cambia, como si un secreto escondido guardase. El noble Juan Ponce de León quiso crear un hospital para los más pobres pero murió pronto. Fue su esposa, Catalina de Perea, quien cumplió el deseo y fundó el Hospital de la Santa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, en 1514. El edificio se distribuye entorno a dos patios interiores abiertos que llenaban de luz las habitaciones distribuidas alrededor de los mismos, en dos plantas. Los patios conservan la misma luz y el verdor fresco de árboles y plantas alivia los calores de la calle. El azulejo estampado de las paredes y el suelo añaden frescura y vistosidad a los patios. En el interior se conserva el artesonado de madera y los suelos de azulejo reproducen bellamente escenas como la que narra las andanzas de El Quijote. En las paredes, el mismo material compone detallados mosaicos de la vida hospitalaria. La capilla se conserva igual que entonces; de una sola planta con bóveda central y bajo la misma destaca el altar mayor; también guarda los sepulcros de los fundadores. Otra las partes que llama la atención es la sala de Juntas, donde se reúne la fundación que gestiona el edificio, conocido popularmente como “El Hospitalito”, decorada con pinturas de los fundadores y mecenas, y llama la atención la originalidad del mobiliario.