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Hace más de 16.000 años, en Galdames, el hombre prehistórico se dispuso a realizar pinturas rupestres en la cueva de Arenaza. Miles de años después, en la actualidad, este arte de tiempos inmemoriales aún se conserva en esta gruta de Bizkaia. Primero, nos recibe su pórtico, que es un gran arco partido en dos gracias a sus originales estalactitas. Únicamente los investigadores, ataviados con el material y el valor necesario, podrán adentrarse en sus entrañas. Como si fueran Indiana Jones, los expertos recorren una primera galería para, más tarde, pasar a otra que alberga los trazos de una cabeza de toro plasmado en la roca. No es la única sorpresa que nos reserva las profundidades. La joya pictórica de esta cavidad se encuentra en una sala próxima de difícil acceso. Tras arrastrarse sobre la arena, los investigadores toman una linterna. Con esa lumbre necesaria, ya que allí no llega la luz solar, los ojos son capaces de admirar una serie de figuras de ciervos pintados entre la penumbra. Estos símbolos de tonos rojizos pertenecen al periodo magdaleniense. Escrito en piedra, la cámara de las pinturas de la cueva de Arenaza de Galdames constituye un testimonio vivo. Una mirada hacia nuestros antepasados.
43.260273, -3.101653
946504154
http://www.galdames.org/