Convento del Carmen

Padrón, Coruña, A

Qué ver

Peregrinos y caminantes se dirigen hasta Santiago de Compostela. Las pisadas suenan desde Padrón hacia el convento del Carmen. En nuestro caminar ascendemos por la Costanilla del Carmen, también llamada Costiña do Carme, y atrás queda la fuente del Carmen, que recibe con sus sillería granítica y sus tres cuerpos arquitectónicos desde 1577 a cuantos están sedientos de agua y sosiego. De la misma piedra emergen las otras piedras del convento, a las faldas del monte San Gregorio, un mirador sin paliativos. Ya el paraje es un regalo, pero su constructor carmelita descalzo fray Pedro de la Madre de Dios tuvo en cuenta el neoclasicismo gallego labrando las escaleras de piedra que dan acceso al templo como raíces que sostienen toda una planta de sillería, tres naves con tres alturas en la que los arcos de medio punto dan vuelo a las ventanas que se abren en el último piso. Por detrás, salida al monte San Gregorio; por delante, vistas de Padrón, del río Sar, del paseo del Espolón, la vega de Padrón... Y para ojos agudos, Compostela y las tierras de la ría de Arosa, losas de granito que el paso del tiempo han tenido que repasar albañiles, canteros, carpinteros… El rezo silencioso a San José, desde 1752, dio labor a los carmelitas descalzos primero y, después de 1866, a los dominicos. Un claustro simple y dos fuentes donde pensar que las aguas se vertían por doquier. Un convento, un monasterio, una iglesia, fin en el sin fin de Padrón hacia Compostela.