Castro de Troña

Ponteareas, Pontevedra

Qué ver

A pesar de la abundancia de castros en Galicia y Portugal cada uno es diferente y cuenta su propia historia. Del de Troña, viendo sus ruinas de forma elíptica y por la cantidad de superficie excavada, está claro que en su época (hay vestigios desde s. VI a.C. al s. II d.C.) fue uno de los más importantes de la zona y más que bien preparado para defenderse. Por lo que sus piedras nos cuentan, los pobladores de la fortaleza, situada a 280 metros sobre el nivel del mar, no dejaron nada al azar en cuanto a defensa. En su lado oeste, al estar en pendiente, forma una terraza, mientras que en el naciente, al ser una zona más elevada y que le exponía al ataque de sus enemigos, se excavó en la roca un amplio foso protector. Además, posee dos líneas de murallas de una altura de entre dos y cinco metros y un grosor que en algunos puntos alcanza los 5,5 metros, cerrando completamente el recinto. Aparte, cuenta con dos parapetos de piedra y tierra por el lado noreste. Para rematar, en la parte este de la primera muralla, recientemente se ha descubierto un refuerzo en forma de torreón.

Hoy por suerte el visitante no va a tener que superar tantos obstáculos para acceder, y en alto del monte, conviviendo con el Castro, podrá disfrutar además de una ermita dedicada al Dulce Nombre de Jesús, además de dos cruceiros (son abundantes en la zona) y un magnífico mirador al río Tea.