Praza do Campo en Lugo | Guía Repsol

Huele a pulpo, a caldo gallego e historia antigua. En la praza do Campo es imposible no detenerse pues el sabor gallego también sabe a pasado romano. El olor y el paladar de las tapas atraen a los visitantes que se encuentran recorriendo el casco histórico hasta esta plaza, en el centro neurálgico de la villa. Sin embargo, antes de entrar a las tabernas de las calles rúa Nova y rúa da Cruz -para devorar exquisiteces de estas tierras-, las columnas romanas nos detienen, como si la historia de repente hubiera tomado forma. No han aparecido de la nada, llevan en esta plaza porticada más de dos mil años, aunque ahora no componen el Foro Romano -que probablemente antes se encontraba situado en la praza do Campo-, sino que sujetan los soportales de una de las plazas más emblemáticas de Lugo. En este lugar el devenir de la historia se ha instalado en su estructura producto de los siglos XII y XIII y en los edificios que mezclan la piedra y los colores del siglo XVIII. Quizá también nos sorprenda el marcado acento que tiene esta plaza como lugar público, ya que llegó a ser un centro de vida social en el que se vendían productos de campo, de ahí su nombre, mientras que ahora su fuente barroca y los bares de las inmediaciones nos traen los productos de la gastronómica gallega, tanto del campo como del mar. Allí, en medio de un enclave histórico en los que el imperio de Roma dejó sus propios testigos, el barroco, las tradiciones antiguas y los productos culinarios de Galicia han dejado marcadas sus indelebles huellas. Praza do Campo se convierte en el lugar lucense en el que degustar historia como el mejor manjar.