Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Un fin de semana en Toro -o un puente o un veraneo-, ciudad monumental que le debe mucho al río Duero y a su hermosa colegiata, es una de esas escapadas inolvidables. La vega del gran río compone el decorado de fondo y los lugares que recuerdan que estamos en una de las denominaciones de orígen vinícola más importantes e interesantes de la península, todo un acicate, pero no el único.
Para disfrutar de todo eso más sus monumentos, es importante encontrar un alojamiento en el que nos sintamos bien recogidos, después de caminatas y tapas. Y la 'Casa de las Flores' que llevan los hermanos Angela Carrasco y Sergio González cumple con las expectativas en calidad y precio. Porque en Toro el vino es muy importante, pero no lo único.
Cierto que en el siglo I a. C., los romanos fundaron la ciudad de Turobriga y cultivaron vid, desarrollando técnicas que "aún hoy se utilizan" -reconoce Ángela-, pero la villa ofrece más atractivos, como su hermosa colegiata, en pleno Camino de Santiago. Entre los siglos XII y XVI, Toro fue sede real y lugar de celebración de Cortes.
“Llevamos abiertos desde la primavera pasada (2024) y estamos contentos. Funcionamos bien, ayudan la localización y el entorno”, explica Ángela, quien ha sido la responsable de una decoración sin pretensiones pero agradable, donde resulta sorprendente la recuperación en todas las habitaciones de los cabeceros de mimbre, las perchas y algunos accesorios más, teñidos en colores agua verde o al natural, favoritos de la copropietaria.
La explicación de tal apuesta es bien sensata: a muy pocos kilómetros se encuentran las localidades de Villoria y Villoruela, donde la artesanía del mimbre -oficio en extinción- es uno de los lujos que han impulsado a los hermanos a apostar por productos de decoración kilómetro cero. Lo mismo sucede con los objetos de esparto y el barro, presentes en el colmado Tío Juan, que Sergio y Ángela han renovado tras la herencia familiar y regentan con ganas, como veremos.
Las cinco habitaciones del hotel boutique cuentan con cocina y menaje que acompaña, lo que da independencia de horarios a los clientes. Además, todas tienen acceso al patio, cerrado por el muro de la Iglesia del Santo Sepulcro, un templo que fue de los monjes Templarios que recoge bien los misterios y detalles de la colegiata y a todas las leyendas que cubren los alrededores. Toro es una parada interesante en la Vía de la Plata del Camino de Santiago.
“Mi padre nos contaba que 'La Casa de las Flores' y el colmado debieron de formar parte de un convento que estaba pegado a la Iglesia del Santo Sepulcro”, recuerda Ángela con una sonrisa. Las leyendas sobre pasadizos de la iglesia templaria a las dependencias del convento son un clásico, como en tantas otras localidades de este país.
El hotel tiene dos salidas, una a la calle trasera -calle Antigua- de la calle Mayor de Toro y otra a esa misma vía principal, donde la vida pasa desde hace diez siglos, si nos atenemos a la fecha en que se data la colegiata, en el siglo XII. La que da a la calle Mayor es la puerta del antiguo colmado Tío Juan.
El lugar es envolvente, desde los olores que transmiten las frutas y verduras -casi todo de los alrededores cuando la huerta lo permite- a las especias, los encurtidos, los frutos secos, la miel, los cestos y sillones de mimbre, las estanterías que recogen cacharros de barro del territorio o el esparto. Una pasada, un lujo que despierta las neuronas y activa los sentidos, sobre todo el olor y la vista.
Los estantes de especias, los sacos de legumbres, los encurtidos se mezclan en un gran local junto con la artesanía de la zona en un esfuerzo por ayudar a mantener estos oficios artesanales, capaces de producir objetos tan antiguos como barreños o viejas lecheras que, a menudo, sirven para recoger productos que se venden en el ultramarinos.
Tanto en La Casa de las Flores como en el colmado Tío Juan se ha tenido buen cuidado a la hora de reconstruir, dejando a la vista los ladrillos árabes, los arcos de mampostería o como sucede en el pasillo a las habitaciones, algún cristal que permita adivinar que ahí, por ahí abajo de donde tú vas a dormir, hace siglos ya corrían secretos, ya fueran secretos entre el clero o escapadas de los Templarios, esa orden mítica y desaparecida que para tantas novelas ha dado.
'La Casa de las Flores' se encuentra a cinco minutos de la puerta del Reloj, la más famosa de las murallas de Toro. Instalarse tras un día intenso de caminata entre Zamora y esta hermosa población, para después escapar a alguno de los restaurantes como 'Doña Negra', o bares-restaurantes como 'La Tinta' -tapas y terraza estupendas- que se encuentran un poco más abajo, en la plaza del ayuntamiento, es una correría muy decente para la noche.
Y si además te despiertas con el sonido de las campanas de la colegiata -recuperado mecánicamente hace más de una década- o el reloj de la torre de Toro, otro de los emblemas de la ciudad, el día puede convertirse en una jornada para el recuerdo.
'LA CASA DE LAS FLORES'. C. la Antigua, 14, 49800 Toro, Zamora Teléfono: 611 73 26 94
En general... ¿cómo valorarías la web de Guía Repsol?
Dinos qué opinas para poder mejorar tu experiencia
¡Gracias por tu ayuda!
La tendremos en cuenta para hacer de Guía Repsol un lugar por el que querrás brindar. ¡Chin, chin!