Actualizado: 06/02/2020
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Para dormir en la luna no hace falta viajar al espacio, ni ponerse un traje de astronauta. Basta con echar el pijama en la maleta, coger el coche y conducir hasta Hormigos, un pequeño pueblo de Toledo de apenas 700 habitantes donde se encuentra el hotel burbuja 'Miluna'. Aquí no solo hay una luna, sino ocho: cuatro de Júpiter, dos de Neptuno y dos de Saturno, todas perdidas en plena naturaleza, en la íntima intemperie.
La llegada de los primeros huéspedes interrumpe el sueño de Arya Stark. La adorable gata del hotel apenas se mueve de la silla que hay frente a la recepción, prefiere observar con sus ojos de intenso verde cómo la pareja realiza el check in antes de adentrarse en Proteo, una de las lunas de Neptuno que promete una romántica velada bajo las estrellas.
Detrás de 'Miluna' hay tres jóvenes socios que no superan la treintena: Jacobo de Llanza, Alejandro Bosch y Víctor Messa. Tres colegas de toda la vida que decidieron en 2017 cambiar sus vidas urbanas en Barcelona para instalarse en pleno campo manchego. "La primera vez que vimos un hotel burbuja fue en el sur de Francia. En España solo conocíamos el hotel 'Aire de Bárdenas', en Tudela; y 'Mil Estrelles', en Girona, y vimos que tenían muchísimo éxito. Fue entonces cuando nos planteamos poner en marcha un hotel burbuja en una zona de España donde no se conociera y nos fuimos al centro. Encontramos esta finca en Hormigos, a media hora de Toledo y a una hora de Madrid y Ávila, y nos cuadró todo", explica Jacobo, que antes trabajaba en una consultoría de empresas.
Desde el camino de tierra que lleva hasta el hotel se vislumbra el perfil redondeado del primer conjunto de lunas: las de Júpiter. Europa, Ío, Ganimedes y Calisto, inauguradas en agosto de 2018, son cuatro esferas transparentes con una parcela privada de 300 metros cuadrados que garantiza una absoluta intimidad. "Todas las lunas son hinchables, entra aire las 24 horas del día", explica Jacobo, que advierte de que para entrar en la habitación hay que cruzar un túnel de descompresión de dos puertas. "No puedes abrir las dos a la vez porque se deshincharía todo, hay que cerrar una puerta para abrir otra".
Una vez dentro, la sensación es la de estar en una gran burbuja de plástico de 30 metros cuadrados con todas las comodidades: cama King Size con dosel, bañera con vistas al cielo, buena climatización y un telescopio con libros de astronomía para adentrarte en el universo que envolverá la estancia al caer la noche. "'Miluna' ofrece la experiencia de dormir literalmente bajo el cielo, haga el tiempo que haga. Incluso lloviendo es una pasada. Tenemos la suerte de que Hormigos es un pueblo con cero contaminación lumínica y acústica lo que hace que podamos ver un cielo cubierto de estrellas cada noche", cuenta Jacobo. Por las mañanas, un boogie de golf se encarga de dejar junto a la puerta de cada luna un desayuno completo para empezar el día con energía.
Al otro lado de la finca, dejando a un lado el edificio de la recepción con su gran encina y la piscina que abren en verano, se encuentran las nuevas cuatro lunas. Traídas directamente desde Girona, apenas llevan un mes abiertas al público. Las primeras son Proteo y Nereida, dos de los satélites que orbitan alrededor de Neptuno, el planeta más remoto del sistema solar. Son algo más grandes en dimensiones y cuentan con ducha, tetera y cafetera como extras.
Aunque lo que realmente las diferencia con las lunas de Júpiter es la bañera de hidromasaje climatizada que hay en el exterior. Sobre la mesilla, un antifaz y unos tapones para los oídos por si a alguien le molesta el sol al amanecer o el ruido que puedan hacer los pájaros y pequeños animales que corretean por la zona. La decoración, basada en madera y colores neutros, busca no desentonar con el paisaje natural en el que se encuentra.
Las dos últimas lunas son las suites: Titán y Pandora. "Vais a flipar", adelanta Jacobo. Los satélites de Saturno son las reinas del hotel. Comparten las mismas comodidades que las de Neptuno pero añadiendo una burbuja más que funciona como sala de estar y la convierte en la más espaciosa de todas, llegando hasta los 40 metros cuadrados. Cuenta con un jardín vertical en la parcela que se llena de flores en primavera, un minibar y las mejores vistas del campo que rodea la finca.
"Aquí cada árbol está colocado de una forma estratégica. Tú puedes ver todo lo que hay a tu alrededor, pero nadie te ve a ti", desvela este joven emprendedor que asegura que lo mejor de 'Miluna' llega cuando cae la noche. "Bajo la cama hemos colocado una iluminación led que crea un ambiente muy romántico. También el jardín está todo iluminado. Es un lujo darte un baño fuera mientras te relajas con el silencio del campo, sea la hora que sea".
Para que el relax sea total, 'Miluna' propone dos planes muy sugerentes: un baño en el Flotarium y un masaje, ambos con un coste extra de 60 euros cada uno. "Tenemos una piscina de flotación con una densidad de sal similar a la del mar Muerto: 400 kilos de sal por 1000 litros de agua". Eso hace que flotes sí o sí. El agua está entre 34 y 36 grados de temperatura y el baño se acompaña con un hilo musical relajante y luces tenues. Y si quieres, de ahí al masaje de la sala contigua.
Para una cena romántica o un picoteo informal, el hotel ofrece una carta de platos típicos toledanos que sirven en un acogedor salón. "Cocinamos nosotros mismos", dice orgulloso Jacobo, que durante estos años en el hotel ya ha aprendido un poco de todo, desde decoración hasta fontanería. "Nos dio clase un chef toledano, Ramón de Dios, y hacemos cosas sencillas pero con buen producto. Está todo rico, aunque a mí lo que más me gusta son los platos de carne, como la carrillera de ternera con parmentiere trufado y las costillas ibéricas con mostaza". Para los que no quieran salir de su burbuja, también te llevan la cena a la habitación.