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La vendimia apura sus últimos días y por fin se respira en las bodegas leonesas. Las lluvias de la primavera han propiciado una buena cosecha este año y hay motivos para la celebración. Un buen lugar para hacerlo es esta finca situada en la comarca del Páramo Leonés, al sur de la provincia, de 233 hectáreas, de las cuales 64 están ocupadas por viñedos y el resto, por encinas, robles, nogales, almendros, cerezos y algunas tierras de labor.
En 'Vile La Finca' llevan varios años apostando por recibir turistas a los que hablarles con orgullo de sus vinos con D.O. y dárselos a probar. Sus propuestas de enoturismo se basan en tres máximas: recibir con hospitalidad, transmitir la pasión por lo que hacen y asegurarse de que los visitantes terminen satisfechos. “No queremos que la gente que nos visita se marche con sed ni con la sensación de que le hemos tratado con prisa. Tienen que sentir que les hemos abierto las puertas de nuestra casa”, nos explica Cristina Puente, directora general adjunta de la bodega.
El plan más demandado es la cata en viñedo, que arranca recibiendo a los visitantes con un chupito de mistela, un vino de licor dulce y aromático que se obtiene al dejar macerar el mosto con el aguardiente de orujo. La mistela anima el punto de partida de la excursión mientras llega todo el mundo. Los grupos son reducidos, de unas 12 o 15 personas, para generar un ambiente familiar y que todo el mundo pueda atender bien a la visita y entender las detalladas explicaciones de Marta, la guía de la visita, apasionada del vino y experta en engranar los grupos.
Un pequeño paseo entre encinas conduce al grupo hasta los buggies. Las familias suelen decir que eligen este plan pensando en los niños, pero se confirma que los adultos también lo gozan conduciendo los cochecitos. No nos vamos a molestar en negarlo.
Durante el recorrido se realizan varias paradas para apreciar de cerca las vides y catar sus vinos. En la primera pausa se cata el Real Arbás, un vino blanco dulce elaborado 100% con uva Albarín. Una uva bastante desconocida de la que apenas se cultivan 80 hectáreas en todo el mundo. En España sólo se da en León y en Cangas de Narcea. Una de las peculiaridades de esta bodega es su firme apuesta por dos variedades autóctonas poco conocidas fuera de la zona, una es ésta, la Albarín, de uva blanca. La otra es la Prieto Picudo, tinta. “Nuestra bodega apostó por la uva local y estamos muy orgullosos del resultado”, nos cuenta Cristina.
El Real Arbás es el primer vino dulce elaborado cien por cien con esta uva. Normalmente este tipo de vino se produce con Verdejo, pero en esta bodega se decidió hacer una apuesta firme por los monovarietales de la zona. Y uno de los felices resultados fue este vino dulce, pero no empalagoso, con un toque de acidez que recuerda a la manzana y un poco de aguja. Un vino fresco y afrutado, con 9º. Perfecto para introducir a los jóvenes en los sabores del vino. De vuelta a los buggies tras la primera parada, el paseo permite apreciar el entorno natural, en el que habitan corzos, jabalíes, perdices, conejos… y desde el que en los días claros se ve a lo lejos Picos de Europa.
En la segunda parada, Marta continúa explicando la historia de este grupo bodeguero, fundado en 1967 y gestionado hoy por Antonio Vázquez, que sin perder el respeto a la tradición, en los últimos años han actualizado sus vinos y sus líneas de negocio para traer nuevos aires a las bodegas. Cuenta también, para quienes no hayan caído aún, que el nombre de VILE viene de Vinos de León.
Mientras explica que las vides se colocan en espaldera para que estén bien aireadas, extrae de su nevera unas aceitunas y una nueva botella para catar: Valjunco Albarín, un blanco joven con carácter. A diferencia del anterior, éste es seco, con 13º. Un vino con mucho aroma y volumen, y bastante postgusto. También 100% albarín, una uva que se vendimia de noche para que llegue fresca a bodega y no pierda los aromas.
El siguiente vino a probar es un producto especial de la bodega, el Valjunco Rosado, otro vino del año elaborado con la variedad Prieto Picudo. El vino rosado es tradicional en estas tierras y nació para evitar vinos demasiado recios. Contra lo que algunos piensan, este vino no se elabora mezclando blanco y tinto, sino que durante la fermentación Ana Serrano, la enóloga de la bodega, extrae vino, observa el color y decide cuándo es el momento preciso de retirar las pieles, que son las que le dan el color. “Este vino entra por el olfato, por el paladar, pero antes de eso, entra por los ojos”, explica Ana.
Una vez retiradas las pieles, se le aplica la técnica del madreo, que consiste en añadir racimos enteros cogidos a mano. Estas uvas favorecen la actividad de CO2, que hará que el vino adquiera aguja. El dibujo de la etiqueta hace referencia a esta técnica tradicional. “Llevamos unos años trabajando para volver a lo más tradicional, con menos intervención tanto en el viñedo como en la elaboración para que el vino exprese de forma natural la variedad, la climatología, la altura, y en general todas sus características”, nos explica Ana Serrano.
El tour termina con la vuelta a la bodega, y para cerrar la cata le toca el turno al vino más emblemático de esta casa, el Don Suero, que fue el primer tinto de calidad que se elaboró en León con esta uva de Prieto Picudo. Eso fue en 1975. A la gente le gustó, llegaron también los premios y Don Suero se convirtió en un referente en la zona.
El Don Suero Reserva se elabora con una uva centenaria de plantas sin injertar y pasa 24 meses en barrica y 18 en botella. “Hace unos años le hemos dado un pequeño giro para modernizarlo, atendiendo a las tendencias actuales, que marcan vinos un poco más ligeros y afrutados”, explica Ana Serrano.
Además del Reserva y del Crianza, hace seis años nació el Don Suero joven, con 3 meses de barrica, un vino perfecto para chatear. Además de la cata en viñedo hay otras alternativas, como el picnic bajo las encinas, que incluye quesos de la zona, chorizo, salchichón, cecina, tortilla, ensalada de bonito, pimientos asados… Y por supuesto, postre y los vinos de esta acogedora bodega.
¿Cómo llegar a Vile La Finca?
VILE LA FINCA: Carretera Cembranos-Valdevimbre, km. 6,2, 24230 Valdevimbre, León Horario de visitas para cata en el viñedo: De lunes a viernes: a las 12:00 y a las 16:00 Fines de semana: 11:00, 13:00 y 16:00 Precios: De 15 a 65 euros por persona, según la experiencia.