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Enclavada entre las sierras del Perdón y de Etxauri, Bodega Otazu domina el paisaje como si de un auténtico templo del vino se tratara. Así al menos lo han concebido sus dueños, que tratan de recuperar la tradición vinicultora de los primeros moradores de esta tierra, allá por el siglo XII. El amor por el vino no es lo único que han recuperado, también varios edificios renacentistas que todavía siguen en pie en la finca: un palacio renacentista (S. XVI), una torre de defensa (S. XIV), una iglesia románica (S. XII), y la bodega (S. XIX). El patrimonio arquitectónico se completa con un paisaje espectacular: un frondoso bosque y las viñas de las que nacen sus vino.
Los caldos de la Bodega Otazu se elaboran únicamente con las uvas procedentes de su propia finca. Se trata de 115 hectáreas de viñedos en las que se cultivan hasta cuatro variedades diferentes: Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon para los tintos y Chardonnay para los blancos. Cada una de ellas fue plantada en una zona estratégica del terreno atendiendo a sus necesidades de calidad del suelo, humedad y horas de luz. Para el tratamiento de la uva y elaboración del vino, se cuenta con la vieja bodega del siglo XIX, ahora rehabilitada y dotada de las últimas tencologías, y una nueva bodega, construida en su mayor parte bajo tierra, con una impresionante sala abovedada donde reposan las barricas en las que los caldos maduran.
La calidad de estos caldos, el paisaje y la arquitectura, no son lo único que nos impresionará si visitamos estas bodegas, también el arte, y es que en la Bodega Otazu podemos disfrutar también de una importante colección de arte contemporáneo.
Para conocer todo este patrimonio podemos participar en una de las visitas organizadas por la propia bodega. Se trata de recorridos, de una hora y media aproximadamente, en los que no solo se recorren las instalaciones sino que se conoce de cerca el proceso de elaboración del vino. Al finalizar la visita, se realiza una pequeña cata de dos vinos, ideal para empezar a descubrir el sabor del Señorío de Otazu.
La ubicación de esta bodega nos permite disfrutar de un irresistible entorno: Navarra. A sólo ocho kilómetros de aquí tenemos la bella Pamplona, donde visitar su conjunto fortificado, construido entre los siglos XVI y XVIII, uno de los recintos abaluartados mejor conservados de toda Europa. También podemos acercarnos a Puente la Reina, una villa medieval con un impresionante puente romano que cruza el río Arga. Y si nos gusta la naturaleza, nada como viajar sin rumbo por el valle de Etxauri. La mejor vista de la zona la conseguimos desde el mirador de puerto de Etxauri, desde donde podremos un inmenso manto verde y el río Arga bañando las tierras de cultivo, con las vides y cereales como protagonistas.
Por supuesto, el mejor punto final para cualquier ruta por Navarra es un buen restaurante donde disfrutemos de la rica gastronomía de la zona. En Pamplona tenemos varias elecciones seguras. Una de ellas es Rodero (Emilio Arrieta 3; 948 228 035), un referente gastronómico a nivel nacional, en el que Koldo Rodero nos ofrece una cocina imaginativa con productos de proximidad. También nos encantará el restaurante Enekorri (Tudela 14; 948 230 798) donde tomar unas exquisitas alcachofas con bogavante.