Receta de bombas de chocolate con malvaviscos, la pasión del otoño
El nuevo dulce que triunfa entre los golosos de Instagram y TikTok
Dificultad
Fácil
Preparación
60’
Cocción
60’
Dificultad
Fácil
Preparación
60’
Cocción
60’
Las chocolate bombs son como las esferas de té para las teteras de vidrio, que se abren en flor; o como las bombas olorosas y relajantes para el baño bien caliente tras una jornada agotadora, algunas con aromas a chocolate o vainilla, pero para fundir en la taza bajo la leche punto de hervir y tomar tras el relajo de la bañera perfumada. Es lo más de lo más de este otoño y en nuestro país y en Europa, de momento, es escasa la oferta en tiendas e internet de estos productos ya elaborados, de modo que lo mejor puede ser prepararlos en casa.
Lo primero que habrá que hacer es agenciarse los moldes de silicona en planchas con 12 o 20 semiesferas de no más de 5 cm de diámetro o, al menos, de 1 cm menos del diámetro interior de las tazas o mugs en las que se va a tomar esta "bomba" calentita y dulce. En muchos comercios de todo tipo ya se encuentran y en internet son muy fáciles de adquirir. Lo segundo, comprar chocolate con leche de cobertura de muy buena calidad. Las primeras veces se puede hacer con chocolate negro de cobertura, también de muy buena calidad, más fácil de manejar, pero el chocolate con leche se funde mejor y más rápido con el calor de la leche hirviente ya dentro del mug.
Lo tercero, pensar en el relleno. El clásico es de trozos pequeños de marshmallows, que se encuentran en todos los grandes supermercados y son, aunque parecidos, de mejor calidad que las nubes de las tiendas de chuches. Se puede rellenar la bomba de trozos de bizcocho de chocolate, trozos de galletas pegadas de dos en dos con dulce de leche o mermelada de naranja amarga...
Seguir moviendo hasta que todos los trozos se hayan fundido perfectamente. Colocar el cuenco de nuevo sobre el agua, que ahora seguirá caliente pero en ningún caso más que en el momento de fundir el chocolate. Esta es una forma casera de templar el chocolate --calentarlo a cerca de 47-48º C, enfriarlo a 26-28º C, y volverlo a calentar un poco, sin llegar a 48º C--, pero muy práctica y al alcance de cualquiera. Se puede hacer, como es natural, con termómetro y todas las de la ley o sobre un mármol, un par de espátulas y mucha experiencia.
Untar muy ligeramente el interior de los moldes en forma de semiesferas con un poco de aceite de almendras o de aceite con poco sabor, como el de girasol. Introducir la o las planchas de semiesferas vacías en el congelador. Trocear el chocolate que se va a fundir y echar 2/3 partes del mismo –por ejemplo 180 g de los 270 g totales– sobre un cuenco de acero o de peltre y colocar éste sobre un cazo de boca más pequeña que la anchura media del cuenco y medio lleno con agua caliente –que no sobrepase los 50 ºC– sobre fuego muy suave. Se puede hacer mejor en un baño maría o en un aparato de templar chocolate. Sin termómetro se puede calcular la temperatura tocando el exterior del cuenco. Estará muy caliente, no se puede mantener la mano sobre el fondo del cuenco, pero no está ardiendo. Al fin y al cabo hasta hace 70-80 años no había termómetros en los obradores y se hacían bombones y toda clase de dulces.
El agua caliente no debe tocar el fondo del cuenco donde está el chocolate. Sin parar de mover, pero con suavidad, esperar a que el chocolate se funda por completo y, entonces, retirar del fuego y del agua caliente, para añadir al cuenco la última parte de los trozos de chocolate que habían quedado fuera. El chocolate sin fundir reservado, que se templó en su día, servirá de patrón para la cristalización adecuada de la manteca de cacao que permitirá, así, un templado perfecto.
Seguir moviendo hasta que todos los trozos se hayan fundido perfectamente. Colocar el cuenco de nuevo sobre el agua, que ahora seguirá caliente pero en ningún caso más que en el momento de fundir el chocolate. Esta es una forma casera de "templar" el chocolate –calentarlo a cerca de 47-48 ºC, enfriarlo a 26-28 ºC, y volverlo a calentar un poco, sin llegar a 48 ºC–, pero muy práctica y al alcance de cualquiera. Se puede hacer, como es natural, con termómetro y todas las de la ley o sobre un mármol, un par de espátulas y mucha experiencia.
Prepararse para hacer las chocolate bombs. Sacar el molde o moldes del congelador y, con rapidez, forrar su interior con ayuda de un pincel de silicona pequeño o una cucharita con el chocolate, sin insistir mucho de momento, pero cubrir bien hasta el borde de las medias esferas, para retirar luego los rebordes que sobresalgan fuera. También dejar caer unas gotas en los bordes del molde para comprobar el punto del chocolate más tarde. Volver a introducir en el congelador durante 10 minutos, sacar y volver a pintar el interior de las medias esferas, ahora insistiendo un poco hasta comprobar que se ha formado una capa como de 2 mm de chocolate. Volver a introducir en el congelador y colocar sobre el agua caliente la base metálica de un molde pequeño de bizcocho para que se mantenga caliente.
Mientras tanto y, si no se han encontrado marshmallows muy pequeños, cortar los que se tengan en trocitos o cualquiera de los otros rellenos que se quieran. Ponerse guantes de algodón y encima guantes de goma, para manejar las medias esferas sin fundirlas con el calor de las manos, y desmoldarlas. Si se han hecho bien las operaciones de templado indicadas más arriba, el chocolate estará brillante y nada blando, sino quebradizo –comprobarlo con las gotitas que se dejaron de muestra en los bordes, que se quebrarán entre los dientes–.
Rellenar con generosidad mitades con los marshmallows. Colocar otra media esfera vacía sobre la base de bizcocho que estará caliente, para que el chocolate del borde se caliente, y pegar sobre la mitad rellena de marshmallows, para terminar las bombas. Si quedan huecos en la unión, pintar con un poco del chocolate fundido. Introducir, ahora en el frigorífico y conservar en fresco hasta que estén bien frías las bombas. Solo queda calentar la leche hasta casi la ebullición, meter en el fondo de las tazas o mugs una bomba de chocolate y echar la leche hirviente encima.
NOTAS: Cuando no se está muy seguro en estas labores de templado de chocolate quizá convenga fundir y templar una cantidad un poco mayor. Lo que sobre se deja caer en goterones sobre papel de horno o una silicona y, una vez bien solidificado, se guarda en pastillas para el próximo templado que se quiera hacer. En cualquier caso siempre hay que armarse de paciencia y vestirse con ropa fácil de lavar. Una vez dominada la técnica, sirve para hacer bombones y toda clase de trabajos de chocolate.