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Allá donde fueres, haz lo que vieres. Y lo que se estila en una mañana de viernes invernal desde el corazón de Chamberí es un bao de torreznos para desayunar con kimchi de pera, hecho en casa, una salsa bien sexy, pepino y menta, por eso del frescor. Así, con la energía y el flow que desprende Ibán González, uno de los propietarios y la cara visible del Grupo Sr.ITo.
El hostelero recibe a Guía Repsol en ‘Sr.Ito Lab’, cuyos fogones llevan la firma de Eduardo Prieto, en los aledaños de Plaza de Olavide (Trafalgar, 7), dentro de un proyecto que abarca ‘Sr.Ito’, ‘Casa Sr.Ito’ y ‘Asiako’. “Me gusta que todo esto sea un poquito casa, de ahí que me traiga a cada local cosas que estén vividas, bien sean del Rastro o de otro sitio. Al final me gusta crear locales tuneados en torno al producto nacional”. Ibán es energía máxima desde primera hora de la mañana.
Esto es un japonés fusión de los de verdad, que bebe de la historia de aquel ‘Sr.Ito’, propietario del restaurante ‘Samurái’, referente en Madrid, hasta que marchó a Japón. En ‘Samurái’ trabajó Ibán. “Yo, como jefe de sala, había creado una maraña de personas en torno a un producto muy rico, así que, con esa energía, salió el primer ‘Sr.Ito’”. Hoy sus tortillitas de camarón con aliño de lemon grass y lima kéfir van acompañadas de ensalada de mango verde e hinojo.
Complementan el desayuno unas gyozas de rabo de toro, reducción de los jugos del estofado con torta del Casar y yema trufada. “Y aquí tenéis el japo-taco, con base de gyoza crujiente, tartar de salmón salvaje ligeramente picante y dos encurtidos: cebolla morada con yuzu y un pepinillo, anguila ahumada y praliné de ajo negro. Es un puñetazo de sabor”, afirma.
‘SR.ITO LAB’ - Trafalgar, 7. Tel. 91 861 61 26.
También lo son los perritos de ‘Döggo’, una historia padre-hijo -muy, muy disfrutona- en un local de estética a caballo entre un clandestino y un mercado asiático. “Mi padre se había inventado unas salchichas frescas embutidas en tripa natural con varios ingredientes dentro, pero se había quedado en tierra de nadie. No era cocinero, pero el proyecto era tremendo. Luego, yo viajé por Sudamérica, donde trabajé en un chiringuito de comida rápida, pero muy casera”, explica Javier Kirshner, propietario del local, el hijo de esta historia.
Así surgió ‘Döggo’, hoy con réplica también en Pozuelo de Alarcón. “En Madrid hay un boom de hamburguesas, pero no tanto de perritos. Me dije: ¿por qué los perritos no lo petan tanto como las hamburguesas? Y yo creo que es porque la gente lo asocia a carnes de mala calidad, a morder una cosa como muy compacta”. Pero las salchichas frescas que se inventó su padre acabaron abiertas y desmenuzadas. Y a la plancha. “Tenemos una carta muy pequeñita con muchos sabores”, describe desde el local en el número 25 de la calle Juan de Austria, pet-friendly, por cierto.
De ahí nació su primer perrito… y cosas que no fueran salchichas. Javier prepara un cóctel con ginebra rosa, lima, frambuesa, menta y hierbabuena para acompañar su Miss Bolas en pan brioche. Aquí se come con cóctel. Suena Sweet Home Alabama -dentro de una playlist que prepara el propio Javier- cuando salen sus alitas de pollo tai.
“También tenemos nuestro hot dog de gambón, a partir de una receta de espaguetis con especias cajún que saqué de Instagram”. Gambas en pan: su Gamba Cósmica, dentro de una familia que habla de Pato Chun Lee con queso, pepino, cebolleta y salsa pekinesa. O su Khal Döggo, con carne de ternera black angus, queso cheddar y huevos de codorniz. Y muchas especias que muelen ellos mismos. “Es la gracia de nuestros sabores”.
‘DÖGGO’ - Juan de Austria, 25. Tel. 91 444 04 91.
También se comen con cóctel los tacos en ‘Mawey’, proyecto con el que Fernando Carrasco (ex ‘Punto MX’) y Julián Barros han acercado uno de los pilares de la gastronomía mexicana a Madrid. “Fusionamos México con el producto nacional, diría que es nuestro punto diferencial”. Cinco años lleva alimentando al barrio su local del número 6 en calle Olid, el primero que abrió de una familia que hoy salpica a la zona de Gran Vía y Majadahonda. “Aquí todos los días hay vida”, dice Fernando.
Fernando y Julián, ambos cocineros y socios, viajan todos los años a México para hablar con las musas. “Al ser un país enorme, cada año exploramos una zona. Este nos hemos ido a Zihuatanejo, en la costa”. Esos viajes forman parte de una mochila donde mimar el producto es el mantra, desde los chiles hasta sus micheladas, pasando por los tacos, mezcales y diferentes cócteles que elabora Cristian Castro, su coctelero.
En carta permanente, tacos como el de picaña de angus con salsa nogada de queso Gorgonzola y nueces, granada y cilantro en tortilla azul y con chile poblano. Hoy, su fuera de carta habla del Black Taco, con tinta de calamar en el rebozo y pescado estilo Baja California. Pero en el día a día del barrio, es su Taco Gobernador uno de los que más sale. “El segundo, el guacamole, y el tercero nuestras Margaritas”. Ojo a los chilaquiles con chistorra, “yo digo que son comida de resaca”, ríe. Cierra México en Chamberí su pastel de tres leches con chocolate blanco. Como reza su camiseta: “A falta de amor, unos tacos al pastor”.
‘MAWEY’ - Olid, 6. Tel. 91 011 71 03.
También se bebe muy bien en ‘Da Giuseppina’, ese lugar de cocina italiana de siempre, alejado, en parte, de los focos de las modas y los listados. Pero ellos siguen allí, dando calor a la gente a través de un recetario que abarca toda Italia.
Aquí se viene a comer lento, porque la sensación es la de estar en casa. En el barrio, vamos. Con mimo y mucho sabor. Su caponata tradicional abre el festín. “Es un pisto de Sicilia blanco, sin salsa de tomate, con notas agridulces”, cuentan en el equipo. Berenjena, aceitunas, alcaparras y piñones. No hace falta más.
“Queremos que probéis un plato típico de Nápoles, que tomaban los pescadores al volver del trabajo en el puerto de Santa Lucía”. Es su pulpo guisado con tomate, aceitunas y alcaparras, un arte digno de marineros que también se combina con platos de interior, como la pasta corta de Cerdeña con salsa campidanese, con boloñesa de salchicha de cerdo, azafrán de la isla, hinojo, queso y una pizca de vino blanco. “Antes era la pasta típica de las bodas, pero la tradición ha evolucionado con ella”.
Todo elaborado aquí, donde la imponente vinoteca, 100 % italiana, también habla de varias referencias por copas. “Tenemos un nero d’Avola o una falanghina blanca de Nápoles”. Botellas que luego se pueden llevar a casa, no así los libros, pero para eso ya están los de la mesilla de noche.
‘DA GIUSEPPINA’ - Trafalgar, 17. Tel. 91 445 85 39.
De locales legendarios, a otros que abrieron hace tan solo tres meses y les está yendo especialmente bien. El siguiente protagonista se llama ‘Grillao’ y está en plena calle Eloy Gonzalo, casi en uno de los esquinazos con la Glorieta de Quevedo. Esto es parrilla pura en un local cuyo logo rememora a un momento quizá poco romántico, pero que dio al mundo un concepto creativo a partir de unas simples facturas. “El jefe les pedía a los empleados que chequearan las facturas con un muñeco si eran correctas. También quisieron unirlo a esos cromos del Toi Cansao, ¿os acordáis?”.
Esto es grill y actitud a raudales, tanto a la hora de enfrentarse al negocio como al cliente. “Es una filosofía de desenfado”. Pero siempre con las brasas como hilo conductor. Por ellas pasa todo: desde las alcachofas de Navarra con salsa Pecorino a la chuleta de vaca simmental, madurada durante 45 días. “Utilizamos mucha leña de encina”, cuenta Luca Dalu, chef sardo que firma la propuesta ‘Grillao’ desde una cocina abierta a la sala, donde también trabaja su segundo de a bordo, Kevin Rosales.
“Por cierto, probad nuestro trío de ensaladillas para refrescar”, ofrece Luca. “Llevan ventresca de atún, mejillones y carabineros”. Es la brasa perfecta, esa que levanta sabores y acerca almas. “Aquí conviven jóvenes y mayores, de hecho, la mesa alargada puede llevarnos al momento sidrería o al bar de pueblo, donde todos se mezclan con todos”. Puro barrio.
‘GRILLAO’ - Eloy Gonzalo, 4. Tel. 91 990 00 88.
Por la noche, el lugar de encuentro está en ‘Ostras Pedrín’, donde uno puede encontrar género de diferentes zonas: gallegas, del Delta del Ebro, de Asturias, la valenciana… y, por supuesto, la ostra francesa. “Una ostra nunca puedes comerla recién sacada del agua. Tiene que pasar el proceso de depuración que realizan en cada zona. Aquí vienen listas para abrir y disfrutar”, cuenta Alfredo Amat. En esta barra, en torno a la ostra, también aliñan, aunque según cuentan: “Al que le gusta la ostra, la toma sola o con limón”.
Abrir una ostra requiere más de maña y destreza, esa que en ‘Ostras Pedrín’ han desarrollado día a día. “Eso sí, se necesita un punzón especial. Siempre la servimos de menos a más saladas, empezando por la ostra francesa Gillardeau N.º 3, en la ostra nacional no hay número. Luego viene la ostra de Castropol, más suave, y así hasta las más intensas. Por último, la valenciana, porque el Mediterráneo es un mar con más sal y el agua está más caliente”.
Todo es cocina en frío: erizos, almejas, berberechos... También están esos ahumados que quitan el hipo. Un laterío con Cambados como punto clave y mucho buen beber, con vinos, vermut casero, cavas y champagnes para acompañar el yodo, la sal y todo el oleaje.
‘OSTRAS PEDRÍN’ - Cardenal Cisneros, 39. Tel. 91 210 22 47.
Otro santuario de los desayunos recibe al día siguiente con el local a rebosar de parroquianos. Es ‘Toma Café 2’, en la calle Santa Feliciana, una de esas trincheras en torno al café de especialidad y de temporada, con el tostador muy cerquita del local. “La apertura de este lugar nos pilló con la pandemia”, cuentan Santiago Rigoni y Patricia Alda. Ellos empezaron con ‘Toma Café 1’ y les fue tan bien que, tras ampliarlo, se lanzaron a este segundo. Hoy tuestan para otras cafeterías. “Siempre destacamos la frescura y los perfiles de tueste”, cuentan orgullosos.
Santiago y Patricia cambiaron el mundo de la publicidad por el del café pausado. “En la pandemia seguimos tostando y nos salvaron las ventas online. Hoy tostamos cafés de diferentes orígenes”. De la finca a la taza, con un obrador debajo que elabora cinnamon rolls, bizcochos, banana breads, brownies… Hoy el desayuno habla de sándwich de jamón y queso, tostada de queso Comté y pretzel, el sólido perfecto para el café Flat White. Por cierto, ya tienen ‘Toma Café 3/Proper Sound’, un lugar donde el vino y la música fluyen a partes iguales las noches del fin de semana: desayunar, comer, trabajar, bailar... Y vuelta a empezar.
‘TOMA CAFÉ 2’ - Santa Feliciana, 5. Tel. 91 055 98 02.
Dice Santi que siempre mira dónde quiere vivir y, por lo tanto, proyectar la vida. “Para mí, el modelo es hacer barrio”. Y esa vecindad habla constantemente de buenas barras e hilos musicales muy bien seleccionados. Ocurre también en ‘Bar Trafalgar’, con tres socios detrás. David Illera, Nacho Aparicio y Juan Tena, quien espera tras esa barra en U. “El concepto es el de un bar, no un restaurante. Damos de comer, pero el protagonismo está en la bebida desde el mediodía hasta las 02:30 de la madrugada”, cuenta Juan. Aquí cuidan mucho eso de mimar al cliente nada más cruzar el umbral.
El billar del fondo da esencia de bar a ‘Trafalgar’, donde también se estila eso de comer con cóctel. Salen sus anchoas del Cantábrico en pan brioche con mantequilla ahumada, sus setas de temporada con huevo y sus bravas amilhojadas. Pero el local hoy huele al chup chup de sus alubias con carrillera.
La clásica barra homenajea a esas antiguas de zinc, donde los posavasos son obra de la prima de Juan, diseñadora gráfica del Museo del Prado. Y a tomarlo junto a esos ventanales que se abren al corazón de Chamberí, con un Bloody Mary de autor en este bar non-stop que prioriza el vermut seleccionado, el buen vaso de cerveza y la copa selecta.
‘BAR TRAFALGAR’ - Alburquerque, 14 (esquina con Palafox). Tel. 609 70 26 73.
También los ventanales de una de las pizzerías más molonas del barrio desprenden el aroma de las pizzas, hechas al horno de leña, junto al universo de color de Okuda, cuya firma se extiende al salón de abajo. “Okuda es amigo de la casa y oriundo de Santander, al igual que uno de los fundadores de ‘NAP’”, cuentan en el equipo. ‘NAP’ es la historia de un español (Fernando Pérez Herreros) y de un napolitano, Antonello Belardo, residente en Barcelona al que le pudo la nostalgia por las pizzas de su tierra.
“Todos nuestros hornos son traídos desde Nápoles y tienen la firma del artesano Stefano Ferrara. De hecho, ‘NAP’ no abre un local sin su horno”. La auténtica pizza napolitana (Napolitan Authentic Pizza), así rezan las siglas que comenzaron en Barcelona y saltaron después a Madrid, donde ya tienen seis locales y a otros puntos de España.
El de los aledaños de la plaza de Olavide fue el segundo. “La mayoría de los pizzaioli de ‘NAP’ son napolitanos o italianos, así como todos los proveedores. Italia viene a nosotros. El napolitano entiende la pizza de una manera que es difícil de transmitir”, cuenta Carlo, de Puglia, sacando la última pizza mientras suenan versiones italianas llenas de flow.
Emmanuelle, de Nápoles, sirve tres de sus creaciones: Margarita; la NAP, con mozzarella, speck, champiñones, crema de trufa, rúcula y aceite de oliva virgen extra, y la Salsiccia e Friarielli, con salchicha, grelos, mozzarella y AOVE. Por cierto, sus cajas ya son obras de arte. “Son objetos de coleccionista. La primera edición de Arte en Caja fue con Juliana Plexxo, pintora colombiana asentada en España, y pronto llegará la segunda edición diseñada por artistas supercool”. Nunca la pizza había tenido un unboxing tan artístico.
‘NAP’ - Cardenal Cisneros, 3. Tel. 665 12 95 73.
Esto es Chamberí, un barrio lleno de buenas vibras que continúan en ‘Sisapo’, un japo fusión comandado por Alejandro Aguirre, chef a los mandos de fogón y restaurante. “Diría que somos cocina moderna actual, de sabores potentes con los que enganchar al cliente de forma atractiva”.
Lo logran: primero con su vieira flambeada con salsa de miso rojo, yuzu y pico de gallo. También con su shao mai de rabo de toro con huevo de codorniz y shichimi. Despierta más de un “wow” su steak tartar con hueso de tuétano a la parrilla. “Lleva mostaza a las finas hierbas, sale muchísimo entre los que nos visitan”, afirma.
Alejandro se inspira viajando. “Es lo que me da creatividad”, reconoce. Chamberí en estado puro, con la barra y el salón en un solo ente, en un claro guiño a la arquitectura de la hostelería madrileña de siempre. “Seguro que repetirás y nos volveremos a ver pronto”; reza su claim.
‘SISAPO’ - Trafalgar, 14. Tel. 91 029 12 47.
También de siempre, del barrio, es ‘Bacira’, “un recorrido de lo que hemos vivido en nuestra vida”, inicia Gabriel Zapata, uno de los socios junto a Carlos Langreo y Vicente de la Red. “‘Bacira’ es un juego del nombre de los tres”. También es fusión de mercado, donde el recetario español convive con el peruano, el japonés y buena parte de la culinaria mediterránea.
“Voy a sacaros una ensaladilla rusa que hacemos como la de aquí, como siempre”. Solo que le añaden algunas cositas más: algo de Japón (mayonesa japonesa), de Perú, con el ají amarillo, tobiko (huevas de pez volador), ventresca de atún, aceitunas verdes, carpaccio de gambas, shichimi togarashi, alga nori y cebollino. “También lleva un poquito de aceite de pimentón ahumado y mayonesa normal”. Gabriel saca una sauvignon blanc de la región chilena de Casablanca. “Tenemos unas 70 referencias en carta entre vinos y champagne”.
Una fusión que se produce en cada plato, que puede viajar a cada hogar a través de su delivery y su take away. “Tenemos también un menú degustación por 45 euros que se vende por la web. La gente lo suele regalar. Son ocho platos y postre, bebida aparte”. Y siempre para compartir, como entienden el buen comer en ‘Bacira’.
Sombreros, espejos, pallés, bases de farolas y azulejos componen la decoración del restaurante, remitiendo a las cocinas de siempre. Sale su anguila ahumada con ricotta. “Aquí pensamos que el pescado va bien con el queso. Le ponemos un brotecito arriba, tomate seco, quinoa, reducción de miso y una compota de manzana, para hacer un jueguito interesante”. Directo desde Chamberí, con Chile en el corazón.
‘BACIRA’ - Castillo, 16. Tel. 918 66 40 30.
Suena Egipto en los aledaños de Olavide y lo hace desde el restaurante ‘Samara’. Gamal El Din, chef de El Cairo, ya aguarda en cocina para hacer varios pinchos de carne a la brasa. “Tenemos a gente que sigue viniendo hoy con sus nietos”, cuenta Almudena García, casada con un cairota, con quien en los años 80, cuando Madrid todavía no cataba gastronomía egipcia, se lanzó a la piscina.
Las carnes que asa Gamal son todas al carbón y llevan una maceración diferente, su punto distintivo. “Luego, la salsa común es la de sésamo, pero también tenemos una serie de cremas frías, que se untan con pan de pita sirio”. Hoy toca menú degustación en ‘Samara’: empieza con el hummus, la crema de yogur, el tahini, falafel y baba ganush. “El pan de pita nos lo hacen en un obrador sirio de aquí, al igual que las baklavas de frutos secos”.
El cartel legendario de la entrada engaña: dentro no espera un restaurante egipcio al uso, al menos en cuanto a estética se refiere. “Tenemos varias referencias a los cómics porque queríamos darle un aire diferente a la típica decoración faraónica. También están nuestros iconos egipcios, pero más rockeros”, ríe Almudena. El ojo de Horus, en versión algo canalla, es prueba de ello. “Nos los dibujó un cliente”. Aquí se viene a esperar el tiempo de la brasa, sin prisas. Sale su trío de carnes: kebab (cordero), kofta y shawarma (ternera), y de pollo (Shis Taug). No hay reloj en ‘Samara’, así que disfruten de una buena infusión de regaliz o flor de hibisco junto a una tarde de shisha.
‘SAMARA’ - Cardenal Cisneros, 15. Tel. 914 48 80 56.
Cae la noche. Es tiempo de cóctel. Porque si este texto comenzaba con un desayuno de torrezno sin trampantojo que valga, quiere terminar con un brindis. Con un aire entre club londinense, por dentro, y bistrot parisino por fuera. Los cócteles con y sin alcohol de ‘The Dash’ tienen locos a Madrid y extrarradio. Rubén De Gracia, fotógrafo y barman, ya está tras la barra. “Abrimos cuando cae el sol. Somos una coctelería clásica, lo que hay en la carta son creaciones nuestras, pero eso no quiere decir que sea lo único que hacemos”.
Abre la veda un Espreso Martini servido en una taza de café. Se toma frío. “La gente está poco a poco aprendiendo a beber. Eso sí, cuando vienen los españoles, el tema recurrente parece que es la coctelería, mientras que los extranjeros hablan de otras cosas. Tienen la coctelería más interiorizada”.
Habla Rubén junto a una pequeña foto de su padre, recuerdo de unos tiempos de bar en Barcelona. “He heredado la filosofía de bar de barrio, solo que, en lugar de Sol y Sombra, ponemos Negronis”. O Chavelita, en este caso. “Es el cóctel que más sale. Lleva mezcal, Chartreuse, licor de jengibre, cítrico, habanero bitter y ginger beer”, explica Rubén. Cócteles clásicos en pleno barrio. What else? Todo por esos bares. Brinden por Chamberí.
‘THE DASH’ - Murillo, 5. Tel. 91 085 09 67.