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Si te hablan de Nueva Orleans, lo primero que te viene a la cabeza es el jazz, su carnaval Mardi Gras, el río Mississippi… Y, sí, es cierto que estos son algunos de los rasgos más icónicos de esta sureña ciudad de Estados Unidos. Pero también lo es su cocina (¡y no hablamos de hamburguesas!), una de las más características y apreciadas del país. ¿No te suena demasiado? Pues vas a tener suerte, porque resulta que puedes conocer y disfrutar de sus tragos y bocados más insignes sin moverte de Madrid, a través de varios lugares inspirados en esta fascinante y multicultural metrópoli. Tranquilo, que no nos olvidamos de la música…
Quince años han pasado ya desde que abriera sus puertas este encantador restaurante de Malasaña. "Cuando lo inauguré, la comida de Nueva Orleans apenas se conocía aquí, y la gente venía por la curiosidad de probarla y, claro, también por los tomates verdes fritos, que les sonaban de la película. Es una cocina con raíces cajún, africanas, francesas, italianas y también españolas, así que gusta porque es exótica, pero accesible", nos explica Mathew Scott, chef y creador de 'Gumbo' (y a quien, por cierto, puedes ver en la web de Canal Cocina haciendo recetas de allí).
Además de sus ricos tomates con salsa remoulade, los otros hits son el clásico guiso gumbo, la jambalaya, que es el arroz más típico, y el bonito ennegrecido; unas delicias que no te deberías perder y que, dicho sea de paso, se mantienen desde los inicios.
"Por el décimo aniversario, hicimos una reforma en el local, pero a la carta solo le hemos añadido algún plato a modo de sugerencia, como las albóndigas de cocodrilo o las alitas de pollo bourbon", apunta el cocinero.
Esa mezcla de culturas que caracteriza Nueva Orleans hace que su cocina sea rica, diversa y esté llena de matices. ¡Ah! Y suele estar bastante especiada, es decir, que pica. Pero si no te va el picante, no problem, ya que, como señala Mathew, "aunque se puede adaptar, en general, lo tengo todo domesticado para ajustarlo a los gustos de aquí".
Este restaurante lleva abierto poco más de un año, pero ya se ha hecho un hueco en la plural oferta gastro de Chamberí, donde se ubica, a unos minutos de Ponzano. Los dueños, Yuliet McQuitty y Rodolfo Rodríguez, de Nueva Orleans y Caracas respectivamente, se lanzaron a ello "por nuestro amor a esa ciudad y las ganas de ofrecer aquí recetas tradicionales de allí, de mi propia familia", nos cuenta Yuliet, al mando de la sala.
Tanto en la terraza, abierta también en invierno, como en su acogedor local de inspiración jazzística –muy a lo New Orleans style–, sirven platos sabrosos (picantes en algún caso, ojo) y generosos que te llevan de un bocado a la mismísima Luisiana.
¿Que qué tienes que pedir? Es obligatorio que pruebes el gumbo (pelín picante y delicioso) y alguno de sus bocadillos poboys (atención al de cangrejo de concha suave), al margen de otras especialidades, como los imprescindibles tomates verdes fritos, la pasta con gambas cajún... Por cierto, en un guiño al origen venezolano de Rodolfo, el chef, la carta de 'Trikki' tiene también alguna pincelada de allá con las arepas y los tequeños, que hacen a mano.
Dice Yuliet que "en Nueva Orleans se respira la hospitalidad sureña, por eso aquí todo es familiar y cercano. Además, es una ciudad muy loca y divertida. Y todo eso es lo que quisimos traer a Madrid, para que la gente que venga, básicamente, disfrute y lo pase bien".
Más que de comida, en este caso vamos a hablar de bebida, ya que 'Baton Rouge' –que toma el nombre de la capital de Luisiana– es, esencialmente, una coctelería. Pero a la americana.
"Yo viví varios años en Estados Unidos y me gustaba la idea del típico bar de allí, con el neón en la ventana, la barra de madera y un ambiente cálido en el que puedes sentarte y charlar con el camarero mientras oyes buena música y tomas buenos tragos", nos comenta el dueño, Diego González.
Y eso es lo que este experto en mixología (nominado en Londres a mejor bartender del año en 2002) ha reproducido en el corazón de Huertas. En su establecimiento predominan los cócteles de creación propia y los clásicos, a los que, eso sí, suelen dar una vueltecita de tuerca. Los hay con base de tequila, whisky, ron o hasta un vermú de elaboración propia, así como con sabores cítricos, afrutados, florales, amargos o bien potentes, como el Sazerac. "Este es el cóctel oficial de Nueva Orleans y el que más sale, ¡vendemos litros!", apunta.
No hay más que ver a Diego en su salsa para darse cuenta de que, para él, esto de la coctelería es casi un arte. Cuida al detalle los vasos, las elaboraciones (alguna de ellas, de lo más efectistas) y los aderezos, que van desde frutas deshidratadas caseras hasta hielos tallados por ellos mismos.
Todo el mundo sabe que Nueva Orleans es la ciudad del jazz. Tanto, que no sólo es, según se dice, cuna de este estilo musical, sino que también vio nacer a alguno de los grandes del género, como el propio Louis Armstrong. Ahí es nada. Y, por eso, nada mejor para poner la guinda a esta castiza New Orleans experience que con un poco de esta música. Y quien dice un poco dice más bien un mucho, ya que, durante todo el mes de noviembre (concretamente, del día 2 al 30), tiene lugar JAZZMADRID. O lo que es igual, el momento del año en el que el jazz invade la ciudad.
Y lo hace a través de un montón de conciertos de algunas de las mejores figuras a nivel nacional e internacional, así como de exposiciones, proyecciones de películas y hasta conferencias que se reparten por distintos emplazamientos, entre los que están Conde Duque, el Teatro Fernán Gómez, el Círculo de Bellas Artes, el Instituto Francés... O sea, ¡jazz a tutiplén!