La 'focaccia' con sardina ahumada, crema de queso San Simón y confitura de tomate, uno de los caprichos de 'Ceo Da Boca'.

Dónde comer en el sur de Santiago de Compostela (A Coruña)

Los secretos del sur de Santiago de Compostela

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20/10/2024 –

Actualizado: 12/01/2023

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Más allá de la ciudad monumental y de los lugares más visitados por los turistas, Santiago de Compostela atesora restaurantes históricos, cafeterías premiadas y nuevos espacios que se convierten en uno de sus principales atractivos gastronómicos.

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Quizás te preguntes qué más puede ofrecer Santiago de Compostela ahora que se han acabado dos años santos consecutivos en los que la ciudad bullía con los visitantes llegados de aquí y de allá para conocer la catedral, callejear y disfrutar de la oferta gastronómica más clásica.

Desde borgoñas hasta gallegos, pasando por 'riesling' alsacianos en 'Artesana'.

Más allá de la ciudad vieja más turística, sin embargo, se extiende un Santiago mucho menos mediático que está lleno de sorpresas, una zona a la que los visitantes no llegan habitualmente y en la que buena parte de los compostelanos desarrollan su día a día. Al sur de la Alameda y de la Plaza de Galicia se extiende una oferta gastronómica diversa y muy atractiva: nuevas propuestas que conviven con locales de toda la vida, restaurantes siempre animados y, en definitiva, mucho de aquello que convierte a la ciudad en un destino gastronómico con letras mayúsculas.

El espacio gastronómico Mercado Boanerges, de las últimas novedades en los barrios de Santiago.

Los secretos de la Avenida Ferrol

La de la Avenida de Ferrol es una zona construida hacia el cambio de siglo al sur del Ensanche. Dos décadas después, la ciudad tiene en la plazoleta que hay casi en el arranque de esta calle uno de los núcleos calientes de la cocina de barrio compostelana.

Altos techos y mucha luz en la parte de baja de 'Mercado Boanerges'.

1. 'Artesana'

Aquí está ‘Artesana’ (Solete Guía Repsol), un local que nacía hace una década como gastrobar y que hoy es mucho más que eso. Una prueba está en su éxito en los concursos de tapas de la ciudad. “Ocho premios en cinco años”, nos confirma orgulloso Álvaro Pérez, el propietario. “Nueve en siete años en realidad, pero los últimos ocho son consecutivos. Y de ellos, tres en la última edición”. No hay otro local en la ciudad que pueda presumir de un palmarés parecido.

La decoración es atractiva, tradicional pero con un punto distinto.

Pero ‘Artesana’ es mucho más que tapas. Es uno de los menús del día mejor valorados de esta zona de la ciudad, es raciones, es una barra siempre animada. Pero es, sobre todo, el proyecto personal de Álvaro, un cocinero formado en la ciudad que, tras pasar una temporada en la cocina de ‘elBulli’, volvía a Compostela para ponerse al frente de su propio espacio.

A Álvaro Pérez le ha salido redondo su proyecto personal.

‘Artesana’ podría pasar por uno de esos bares convertidos en punto de encuentro que hay en cualquier barrio, pero lo cierto es que no hay muchos negocios en la ciudad en los que, como aquí, te puedas tomar una copa de vino de Borgoña, de un riesling alsaciano o de algunos de los mejores vinos gallegos del momento. Y todo sin perder ese ambiente de barra animada, de clientela habitual, en la que te conocen por tu nombre y en la que siempre habrá una sorpresa en forma de vino o en forma de tapa que te haga regresar.

'ARTESANA' - Avenida de Ferrol, 9. Santiago de Compostela, A Coruña. Tel: 981.53.04.52

Algo más que una barra de barrio.

2. ' Santoro'

Apenas dos portales separan a ‘Artesana’ de ‘Santoro’ (Solete Guía Repsol), otra de las joyas de este sur compostelano. Aunque la historia de esta pizzería empieza, en realidad, mucho más lejos, en Lausanne (Suiza), donde Leticia Varela y Emilio Osorio tuvieron un foodtruck. Emilio, tataranieto de siciliano, decidió formarse en Nápoles para aprender a preparar pizzas y, ya de vuelta en España, el resultado es este restaurante que se ha convertido en una referencia en Galicia.

Emilio y Leticia están al frente de 'Santoro'.

‘Santoro’ no tiene más pretensiones que servir buenas pizzas. Y lo consigue, caramba si lo consigue. Las que Emilio prepara y Leticia sirve a diario están entre las mejores pizzas de estilo napolitano del noroeste peninsular, algo de lo que ellos no alardean, pero que llena a diario su local. Su propuesta no tiene más secreto que la elaboración diaria de las masas al estilo que Emilio aprendió en Nápoles, con harinas de calidad molidas a la piedra y reposos largos, y una selección cuidada de productos, entre los que el tomate es clave. Y la prueba está en que sus pizzas estrella son las más esenciales, la marinara y la margherita, en las que el sabor y la textura de la masa sin disfraces, tras apenas un minuto de horno, es la clave y de las que Emilio se muestra particularmente orgulloso.

Aquí hay que pedir la 'margherita'.

Todo eso y, como ocurría con su vecino, el lujo de disfrutar en cuanto el tiempo lo permite de una pizza al aire libre, en una terraza asomada a una plaza tranquila, al margen de masificaciones turísticas y a un paso del corazón del Ensanche, la zona comercial de la ciudad, hace de ‘Santoro’ una de esas direcciones más informales que conviene llevar anotadas cuando se visita Santiago.

'SANTORO' - Avenida de Ferrol, 15. Santiago de Compostela, A Coruña. Tel: 881.99.81.58

Un cuidado informal.

3. Vuelta al centro: 'Café Venecia'

Regresamos hacia el centro para hacer parada en un clásico, el ‘Café Venecia’ (Solete Guía Repsol), uno de esos locales históricos de la zona nueva de la ciudad, a un paso del kilómetro cero compostelano. Ahí lleva desde 1962 el ‘Café Venecia’, dirigido desde hace ya 29 años por Óscar de Toro, segunda generación de este negocio familiar.

El 'Venecia' es casi una institución.

Podría parecer un café de tantos, uno de esos lugares abarrotados en horas punta por gente de las oficinas de la zona. Y, sin embargo, el ‘Venecia’ es mucho más. Óscar ha sido campeón gallego y tercer clasificado en el campeonato mundial Beer Master Sessions, lo que hace de esta cafetería el lugar perfecto para tomarse una cerveza bien tirada acompañada por las tradicionales tapas compostelanas de cortesía.

Un café con muchos títulos.

Pero la verdadera especialidad de Óscar es el café: campeón gallego, campeón de la zona noroeste, tercer clasificado en el campeonato de España Illy Coffee Competition o juez de cata del World Coffee Challenge son algunos de los títulos que este barista ostenta y que uno se encuentra nada más entrar en el local.

Se percibe el ambiente familiar.

“Es un trabajo de muchos años”, explica De Toro. “Es cuidar el café, la cerveza, las tapas, pero también cualquier otro aspecto de la oferta: las tostadas del desayuno, por ejemplo, las hacemos con un pan que prepara para nosotros 'Divina', una panadería artesana local, la bollería es toda de mantequilla. Lo poco que damos, que sea de calidad y servido con cariño. No hay otro secreto”.

Óscar de Toro lleva 29 años al frente del negocio.

“Algo debemos estar haciendo bien cuando cada vez llega más gente de otras ciudades para tomarse un café con nosotros o para desayunar. Y al día siguiente, muchos repiten”, termina el propietario del ‘Venecia’ con una sonrisa mientras se despide de nosotros para seguir atendiendo la barra, como lleva haciendo cada día desde hace casi tres décadas.

'CAFÉ VENECIA' - Rúa do Hórreo, 27. Santiago de Compostela, A Coruña. Tel: 981.56.16.82

El espejo en la sala da amplitud.

4. Al sur del sur: ‘Paz Nogueira’

El barrio de O Castiñeiriño fue, en origen, un pueblo a las afueras de Santiago, la última parada de los coches de postas que venían de Castilla antes de llegar a la ciudad. Y allí, en el alto, en el lugar desde el que por primera vez los viajeros veían las torres de la catedral a lo lejos, abría hace al menos 180 años lo que hoy es ‘Paz Nogueira’ (Solete Guía Repsol).

Eduardo y Damián Paz sienten orgullo de su producto.

La del ‘Paz Nogueira’ es una historia ajetreada. En estos casi dos siglos el local pasó de ser una de esas tiendas a pie de carretera en las que se podía comprar un poco de todo y de paso comer algo a convertirse en un restaurante con todas las letras. Y, por el camino, compartió espacio con un molino, una carpintería, una fábrica de ataúdes, una plaza de toros o una sala de fiestas. Dos siglos dan para mucho.

En el restaurante más antiguo de Galicia también se puede comer en grupo.

Hoy en día, tras haber sido el local de referencia para bodas, bautizos y comuniones en la ciudad durante décadas, Eduardo y Damián Paz, padre e hijo, están al frente de un local especializado en cocina tradicional y que apuesta cada vez más por el producto. “Estamos muy contentos”, explica Eduardo mientras nos enseña unas bandejas con los pescados y mariscos de esa mañana “porque cada vez más viene una clientela local que se deja llevar, que se sienta a la mesa y nos pregunta por los pescados del día, por los fuera de carta y que se pone en nuestras manos”.

El rape, una de las joyas de la carta.

Desde media mañana el bar se llena de vecinos que se acercan a tomar el aperitivo, acompañado con frecuencia con esa tapa de patatas guisadas que es marca de la casa desde hace décadas. El local está lleno de recuerdos, de carteles taurinos, de fotografías de aquel pasado en el que O Castiñeiriño era aún un pueblo. Y el comedor, ya desde primera hora, se va animando con gente que busca las especialidades de la casa, platos como los calamares en su tinta, los pescados al horno, la merluza con grelos o, en temporada, la lamprea, el cocido, la caza o un clásico de la periferia de la ciudad que aquí vuelve a la carta cada verano: la cabra estofada.

Los recuerdos de las paredes son reflejo del paso del tiempo.

5. 'Mercado Boanerges', ‘Ceo da Boca’ y ‘Bovoa’

Y si el ‘Paz Nogueira’, el restaurante más antiguo de Galicia y uno de los diez más antiguos de España, es la historia viva del barrio, apenas a 200 metros se encuentra el Mercado Boanerges, una muestra de la renovación de esta zona de la ciudad.

Una barra perfecta para rematar la tarde.

Boanerges abrió sus puertas poco antes de la pandemia, pero ese tiempo de cierres forzosos le sirvió para replantearse su oferta y regresar con una propuesta diferente. En su planta baja, con una estética de mercado gastronómico, el cliente puede elegir de lo que sale de distintas cocinas diseñadas como paradas de un mercado y especializadas en diferentes productos: desde una tradicional tortilla al estilo Betanzos a unos mejillones en vinagreta o sus populares pescados al carbón.

El calamar combina muy bien con el tapenade.

La sorpresa salta, sin embargo, en el piso superior, cerrado al público hasta hace poco más de un mes. Allí está ‘Ceo da Boca’, el restaurante del mercado, una propuesta asesorada por el cocinero coruñés Pablo Pizarro y que tiene al frente a Óscar Otero. La oferta del restaurante es más formal que la de la planta baja y, junto a clásicos de la casa como la focaccia con sardina ahumada, crema de queso San Simón y confitura de tomate, o su gilda de sargo con tomate seco y encurtidos, basa su propuesta en un menú degustación y unos platos fuera de carta que cambian semanalmente para jugar con la temporada.

Terminando de emplatar en la barra.

Arroz de pulpo con un alioli de alga codium, perdiz estofada con lentejas, níscalos escabechados con huevo frito… “Estamos trabajando ya en la carta nueva”, comenta Óscar, mientras va emplatando. “Productos como el calamar, que vamos a servir con un aliño de panceta a la brasa, jugo de carne, vinagre de Jerez… Buscamos sabores reconocibles y aportar matices: la potencia de la brasa, un toque de acidez, algo de fresco. Son platos de producto que, cuando pruebas un bocado, hacen que quieras más”.

Aquí el jurel lo preparan marinado.

Al salir, antes de bajar, nos encontramos con ‘Boavoa’, la coctelería que complementa al restaurante, un espacio que te invita a prolongar la noche, a continuar la charla y a disfrutar de propuestas de autor que son el final perfecto para la propuesta de cocina del equipo de ‘Ceo da Boca’. Y nos vamos con la sensación de habernos asomado solamente a la punta del iceberg, a un Santiago que hay que explorar con calma, ya que esconde en las calles de sus barrios menos turísticos algunas de sus mayores sorpresas gastronómicas.