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En Tarifa solo temen, y un poquito, al fuerte viento de levante, que acude a menudo a saludar a los visitantes que llegan fieles cada año a este seductor rincón de la costa andaluza en pleno Parque Natural del Estrecho. Tarifa, conexión entre dos mares, Mediterráneo y Atlántico separados por el Estrecho, y donde dos continentes, Europa y África, se miran a los ojos. En esa línea casi interminable de arena blanca y mar transparente, estas son algunas propuestas de chiringuitos que no debes perderte:
Situado en la imponente playa tarifeña de Valdevaqueros, a la que muchos eligen año tras año como uno de los mejores arenales de la costa española, ‘BIBO Beach Club’ es la apuesta más veraniega, desenfadada y viajera del prestigioso chef marbellí Dani García. El local, integrado en el entorno de forma muy orgánica, cuenta con diferentes espacios, además de una escuela de surf, ‘BIBO Watersport’, donde ofertan packs de menús (almuerzo o cena) en el restaurante combinados con experiencias deportivas de aire (windsurf o kitesurf) o agua (surf o paddle surf).
Como impone la zona en la que se encuentra, la carta hace, literalmente, una oda al atún. Ya sea con el sashimi de atún de almadraba en adobo o con los brioches marca de la casa, en este caso rebosantes de ventresca de atún, pimiento y huevo de codorniz. Degustar unas croquetas cremosas y crujientes de jamón y polvo seco de tomate frente al mar, con el cielo de Valdevaqueros moteado de decenas de colores de las cometas de los dueños de estos mares del surf, es un placer casi imposible de describir. También tienen frituras andaluzas de autor, pizzas y una sugerente carta de cócteles. Todo con el sello tan cosmopolita como pegado al terruño que imprime la cocina de García.
Frente al rompeolas de Los Lances, otra de las grandes playas de Tarifa, se encuentra este bar de playa que cumple década y media dando servicio de mañana -excelentes combos para desayunar en plena naturaleza- y a la noche -pescados y mariscos premium-. Entre las dunas y los pinos, en zona de baño y de navegación libre, con tumbonas, hamacas y protección del temido levante, es un chiringuito desde el que en días despejados de bruma también se divisa África al otro lado del estrecho de Gibraltar.
Aparte de centrar la carta en la comida de producto sin demasiadas pretensiones, pero primando por encima de todo la calidad de la materia prima -besugo de la pinta, por favor-, prestan mucha atención a las propuestas veganas con, entre otras cosas, bufé de ensaladas. Suelen tener un dj pinchando en vivo, una zona para niños y la atmósfera mágica de lo que significa estar respirando naturaleza en estado puro.
“Sí, estoy en el paraíso”. Así de claro lo tienen en este chiringuito tarifeño orgulloso del edén que lo rodea. No es para menos. Abierto desde 1998, las vistas de la playa de Valdevaqueros, con su imponente macroduna y sus aguas transparentes, son espectaculares; y el local, de los que tienen alma de bar de playa de toda la vida. Una agradable experiencia chiringuitera con muy buena relación calidad-precio.
Atún rojo de almadraba y ternera retinta. Como en toda la comarca gaditana de La Janda, ni faltan, ni fallan. Hay muchas opciones de degustar a los reyes de los fogones de esta zona: hamburguesa, tartar… y luego hay otras alternativas tan, a priori, llamativas como realmente sabrosas: berenjenas con miel o el clásico flamenquín. Un aperitivo de chicharrones de Cádiz como preámbulo a una buena paella, de las que tienen más fama en Tarifa, tampoco son malas opciones. También tienen smoothies naturales y mojitos.
Más restaurante que chiringuito hoy en día, aún conserva su espíritu de casa de pescadores a pie de playa con ejemplares recién pescados de forma artesanal en la misma mañana. La estrella de la casa siempre ha sido el borriquete, aunque unas buenas almejas y una barriga de atún rojo a la plancha son también algunos de los grandes alicientes de la carta de un establecimiento, muy concurrido, en la zona de la pedanía tarifeña de Punta Paloma.
Solo la experiencia de alcanzar una mesa en el local ya merece la pena por su singularidad y, sobre todo, por las vistas. Mientras en la radio del coche se mezclan las emisoras marroquíes, por la cercanía con la otra orilla, atravesarás el monte, zonas militares o caminos al borde del mar hasta disfrutar de una receta infalible: frescura y máxima calidad con productos kilómetro cero. Una vez allí, increíbles vistas y sabores que es probable que directamente te lleven a perder la noción del tiempo. A modo de indicación, desde Tarifa hay que tomar la carretera N-340 en dirección Cádiz; a unos 8 kilómetros se verá un desvío a la izquierda en el que hay que seguir las indicaciones de ‘Restaurante El Mirlo’.
Este beach club bar es uno de los lugares más clásicos de la playa de Los Lances. Un chiringuito frente al mar donde echar el ancla, como reza su lema, y tomar el aperitivo o aplaudir al ocaso con daikiri de fresas en mano, mientras algún grupo -esencialmente flamenco- toca en directo. Un amplio salón acristalado y una terraza en la arena son los ambientes de ‘Waikiki’, toda una referencia entre la oferta de chiringuitos tarifeños. Poderosa carta de coctelería y platos como el salmorejo Waikiki; el rejo de pulpo o el pollo frito provocan generalmente que la experiencia en este local empiece tan bien como acaba.
Otro local de Valdevaqueros que se ha ido haciendo clásico. Aparte de chiringuito, ‘Tangana’ también tiene bungalows y una tienda de ropa (Conchinchina Shop). Con zona ajardinada ideal para relajarse -o en el peor de los casos, refugiarse del levante- y a unos pasos de la orilla, el beach bar propone una suculenta carta de desayunos y otra de almuerzos o cenas. Apuestan por platillos saludables, como un par de tipos de pokes y cuatro tipos de ensaladas, además de hamburguesas, quiches y diferentes tipos de pasta, entre ellos unos saquitos rellenos de queso y pera con salsa de gorgonzola y nueces.
En Los Lances, en este mágico sitio donde siempre huele a verano y el cielo se pinta de los colores de los kitesurfistas, ‘Carbones 13’ es uno de los lugares más de moda. Abierto hace algunos años por la conocida Raquel Meroño y el empresario hostelero Santi Carbones, es uno de los locales más chic de la zona, habitual del famoseo de la capital de España que baja a veranear al paraíso gaditano.
La carta de ‘Carbones 13’ ofrece producto de la zona -mucho pescado fresco y fritos variados- y en ella destaca la fideuá y el arroz (a banda o negro). Un chiringuito que, aparte de almuerzos, tiene su punto fuerte al caer el sol con un ambiente espectacular para una cena bajo las estrellas junto al mar. Ahí quizás pueda ser un buen momento para apostarlo todo a una ensalada de tomates con burrata, pulpo a la brasa y un fresquísimo ceviche.
'Agua' es otro de los grandes chiringuitos en Los Lances. Un local sobre la arena al más puro ambiente chill out y lounge muy frecuentado por los amantes de los deportes acuáticos para reponer fuerzas entre ola y ola. Su especialidad son los ambientes relajados y la coctelería con el mojito como mascarón de proa. En una playa de más de siete kilómetros de longitud, rodeado de naturaleza, ‘Agua’ ofrece buenos tragos y buena música en directo para despedir el día en la costa tarifeña.
Este beach club, en pleno paseo marítimo de Los Lances, toma su nombre de un conocido spot de surf, paddle surf, windsurf y kitesurf en Tarifa. A unos 200 metros se encuentra el puerto de Tarifa; a la espalda, el Parque Nacional del Estrecho -el 40% del municipio es reserva natural- y el Castillo de Santa Catalina; a la izquierda, el mar Mediterráneo y la Isla de las Palomas; a la derecha, 12 kilómetros de playas infinitas con el mar y el continente africano de telón de fondo.
Toda una experiencia de gastronomía basada en el producto local, buena música en directo al atardecer, coctelería tiki, deportes acuáticos y wellness. Disponen de servicio de hamacas y sombrillas en la playa, la opción de practicar deportes acuáticos y una coqueta tienda con los productos de ‘Balneario Beach Club Tarifa’ y de sus colaboradores. La carta se plantea como un viaje por el sabor y las texturas: desde los más cercanos, el atún rojo y la vaca retinta, hasta el arroz chaufa peruano en tres versiones. Atención a las croquetas de queso payoyo con tartar de salmón y al tartar de atún con ajoblanco. La carta de cenas es algo más corta, pero igualmente apetitosa y liderada por la almadraba y la carne estrella de La Janda.
Una de las grandes referencias chiringuiteras en Tarifa. Bajo el poderoso paisaje de la playa de Valdevaqueros, ya puede decirse que es todo un must de la costa gaditana. Disfrutar de sus mojitos de sandía -los hay de diferentes sabores- acoplado cómodamente en uno de sus muchos pufs y escuchando música en vivo son algunas de sus grandes bazas, además de un ambiente joven y deportista unido a una parrilla de carbón deliciosa.
Regentado por los tres hermanos Whaley, lleva más de una década como uno de los abanderados de este entorno privilegiado. Su especialidad son las hamburguesas de retinto, pero hay quien no puede pasar un verano sin hincarle el diente a su costillar ibérico cocinado a baja temperatura con salsa barbacoa casera. Por lo demás, el plan es simple: dejarse llevar y pasar el máximo tiempo tumbao, dejando atrás estrés y preocupaciones que, nos tememos, ya regresarán a la vuelta del verano.
Interior climatizado o terraza frente al Estrecho. Los pies en la arena o en un luminoso salón de camino a la Isla de las Palomas de Tarifa, una de las joyas naturales de esta localidad. Con una gran selección de pescados y mariscos, y una ambiciosa carta de cócteles, es un escenario ideal para un picoteo, un suculento almuerzo, una relajante sesión de tardeo o una cena con unas vistas inmejorables.
Un decorado que permite contemplar no solo la línea de tierra ya en África o el punto de encuentro de dos mares, sino también un lienzo pintado con la fortaleza medieval del Castillo de los Guzmanes, icono arquitectónico de Tarifa. En las mesas y manteles, el atún rojo de almadraba -que sirven de las formas más variadas- es excelente, pero tampoco hay que desmerecer sus propuestas de arroces y otros bocados tan sugerentes como las vieiras caramelizadas o el rejo de pulpo.
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