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No es aleatorio ni el día ni la propuesta. Este domingo 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y se presenta como la ocasión perfecta para reunir a un grupo de mujeres y recordarlo, especialmente en este año en el que las voces femeninas se están alzando con fuerza. Lo fundamental en una cena clandestina, celebre lo que se celebre, es el secretismo que la envuelve hasta pocas horas antes del acontecimiento. Y, por supuesto, la experiencia gastronómica que propone Banquete Pop Up, porque la idea de esta noche no es solo juntarse para reivindicar, sino también para pasarlo bien.
La chef Rebeca Hernández, del restaurante 'La Berenjena', era la candidata ideal para gestionar la cena. Natalia Urbina, la organizadora de estos encuentros, "buscaba una cocinera en Madrid que pudiera estar interesada en ser la autora del evento y que, además, tenga una misma idea sobre la lucha de las mujeres", asegura esta activista confesa.
Y dicho y hecho, Rebeca se sumó al proyecto. Aunque aún son muchos los datos que se desconocen –hasta 24 horas antes no se sabrá el lugar exacto ni en qué consistirán las actuaciones–, la cocinera ya revela algunos detalles de lo que se servirá. "Lo que hemos intentado hacer es un menú ágil. En esta ocasión somos muchas personas, 150 mujeres, y lo que necesitamos es que la gente interactúe, que tenga movimiento, que no estén solo sentadas, que también se puedan hacer cosas de pie. Y no puedo contar nada más para no destrozar la sorpresa, pero sí puedo decir que la cocina estará orientada a un país y el producto a otro", ríe con esa emoción que despiertan los secretos bien guardados.
Eso sí, el menú, de unos 11 o 12 platos, es apto para todos los públicos. "La mayoría de los platos los puede comer todo el mundo, desde veganos –el postre está pensado para ellos–, a celíacos o intolerantes a la lactosa… Es una experiencia y queremos que el sábado toda la gente disfrute de ella".
Las cenas clandestinas de Banquete Pop Up se caracterizan por ser nómadas, es decir, nunca se celebran en un mismo sitio, y lo que las hace más especiales, tampoco tienen lugar en un restaurante al uso. Suelen elegirse lugares con encanto, diferentes y que consigan fascinar de algún modo a los comensales. Palacios como el de Gaviria o el Faro de Moncloa han sido escenarios, por ejemplo, de estos eventos en los que se cuida mucho la decoración para la cena y se esconde la ubicación exacta hasta la noche antes en la que se informa a los participantes vía correo electrónico. El único dato revelado con anterioridad –y que se usa como gancho en redes sociales y en la web para promover la cena– es el nombre del chef.
Para este sábado aún no se ha colgado el cartel de "completo" como le gustaría a Rebeca, por eso, las que deseen participar aún están a tiempo, por 79 euros se incluye cena, bebidas, coctelería y actuaciones sorpresa. Hasta ahora hay confirmadas participantes de toda índole. "Vienen mujeres desde 25 años a otras de 70. Al final, puede ser una experiencia muy divertida, porque además de vernos en un entorno diferente esta mezcla de mujeres tan diferentes resulta muy interesante… Es una oportunidad para comunicar nuestras preocupaciones. Las puertas que nos abren estas personas que ahora tienen 60 o 70 años a la nueva juventud son muchas, como saber en qué momento está la lucha, cómo era antes, lo que nos falta… Ese tipo de cosas tomándote un vino, un cava o un cóctel se hablan de otra manera y al final transmiten ese espíritu de alegría y de fuerza que necesitamos".
Se promete "una noche divertida en la que las mujeres podamos juntarnos, hablar y lo que sea". Una experiencia para celebrar que estamos y podemos estar unidas, disfrutar de esta velada y "perder el miedo a estar juntas", como dice la cocinera, quien además reivindica la necesidad de cuidarnos las unas a las otras. ¡Qué empiece la fiesta!