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Ya no vale eso de "yo no tengo pueblo". En un 2021 donde el guion de la humanidad se ha reescrito casi de cero, hasta el más urbanita está abocado a sentir la llamada del campo. Tampoco vale eso de "el mercado me pilla lejos de casa" o que el presupuesto para comprar alimentos de calidad es limitado. De aquel éxodo a la gran ciudad… llega al día a día del ciudadano corriente todo lo que gire en torno a volver a la huerta, a la viña o a acariciar al ganado. Estas son cuatro iniciativas que conectan el producto local con el consumidor. Todas ellas hablan de una gastronomía de calidad, de kilómetro cero y de unos productores que, en muchos casos, lo tenían muy difícil para decir eso de "estoy aquí".
"Muchos de estos productores, sobre todo pequeños y medianos, se han visto en la necesidad de contactar directamente con los consumidores como consecuencia del covid. Lo han hecho a través de la venta directa con entrega a domicilio y, para ello, han utilizado las herramientas tecnológicas existentes como las redes sociales o el comercio electrónico". Desde el Ministerio de Agricultura, cuentan cómo en el conjunto de ventas de alimentos y bebidas en España, el comercio por Internet no terminaba de despegar hasta hace unos años. "Pero de 2017 a 2018 el volumen de compras por Internet en este sector aumentó un 14 % y un 18 % en 2019. En cuanto al valor, creció un 21 % y un 19 %".
¿Qué ha influido en todo esto? El comportamiento del consumidor a raíz de la pandemia. "Según los datos provisionales de que disponemos, en 2020 las ventas de alimentos y bebidas por Internet han alcanzado 727,8 millones de kilos, es un 61 % más con respecto a 2019". Unas cifras que se engloban en un contexto como la estrategia Alimentos de España, una iniciativa del Ministerio de Agricultura que conecta a productores de todo el país con los consumidores que apuestan por una gastronomía cercana y de calidad. "Entre otros aspectos, con ella ponemos en valor los productos locales y de proximidad, como fuente de diversidad y calidad en alimentos frescos y de temporada. Es, sin duda, uno de los grandes retos de los próximos años".
El campo avanza, la ciudad le escucha y se adapta a él. Correos Market fue una de las primeras plataformas que interconectó a productores locales de toda España, en una red llena de magia que ha llegado hasta el umbral de cada casa, vía teléfono o tablet. "Somos una red de rango muy diverso, contamos con artesanos que llevan toda la vida realizando una tarea concreta, pero también con gente que empieza a emprender y a afrontar nuevas oportunidades". Es Raúl de la Vega, product manager de Correos Market.
El mercado online de los productores de Correos se puso en marcha en aquella época precovid, que parece ya tan lejana. "Recorríamos zonas deslocalizadas para dar apoyo a todos aquellos artesanos y productores que necesitaban cierta visibilidad en Internet".
El Marketplace de Correos es una especie de paseo por todas las bondades de las zonas rurales de España. Hay moda, hay artesanía, mucha madera, textil y artículos para tener lo que se considera un hogar concienciado con el planeta, salud y belleza, alimentación, platos preparados y bebidas. "Todos certificados por el Sello de Calidad de Correos, garantizando que cada producto se ha creado, producido y tratado en España".
En total, más de 800 productores Made In Spain, ante los que Correos Market ha vuelto a poner sobre la mesa una nueva oportunidad de negocio, retando al desequilibrio demográfico tan patente en las zonas rurales de España. Click online… paquete vía offline hasta la puerta de casa. Todo bajo el hashtag #HechosDeLoQueSomos, con unas iniciales que marcan con mayúsculas una forma de ser, la idiosincrasia española, que ahora viaja impulsada por el contexto de los abrazos y las alegrías virtuales.
Sí a la economía colaborativa, sí al consumo local. Es la filosofía de ¡La Colmena Que Dice Sí!, otro mercado de productores locales que nació en 2011 en Francia y aterrizó en España en 2014. Madrid y Barcelona fueron las dos primeras ciudades que inauguraron sus colmenas. En aquel momento eran espacios de coworking para vecinos, amigos y curiosos. Allí se hacía lo que ellos llaman Cata Colmenas, pequeñas comunidades que iban, cual hormiguita, recogiendo las impresiones de los habitantes del barrio, que tenían la oportunidad de conocer y poner cara a sus productores.
¡La Colmena Que Dice Sí! es un proyecto colectivo y único al mismo tiempo. Cada colmena empuja a su barrio o zona a través de sus productos, pero también va dando cera a ese modelo colectivo que va cobrando forma a nivel nacional y europeo. Una forma de pensar, sentir y, sobre todo, vivir, que también refleja la singularidad de cada territorio, pero que forma parte de ese "Piensa Global". Todo sin intermediarios, en una colmena digital que también es física, real, presente en múltiples barrios y zonas de nuestro país.
Cada semana, productores como Roger Solé acuden a su colmena, la de proximidad, credencial básica en proyectos de este tipo. Roger cultiva frutas y verduras en Vilassar, Barcelona. "Comenzamos en un pequeño campo, trabajando la variedad y recuperación de verduras de temporada y locales. Éramos neorurales, personas que decidimos cambiar la filosofía de vida que teníamos para aprender un oficio que para mí merece todo el respeto: la payesía".
En ¡La Colmena Que Dice Sí!, la interacción social se da primero online y el cara a cara salta cada semana a la vida real en cada barrio, en cada colmena/punto de distribución ¿Qué forma tiene cada colmena? Puede ser una escuela, un jardín, un espacio de coworking… La premisa es que sea un lugar con singularidad en cada zona o barrio. Todo impulsado bajo esa economía colaborativa, en la que hay otro actor imprescindible: el Responsable de Colmena.
Charo Cortés es la Responsable de Colmena en Cerceda, Madrid. "La Colmena es una cita muy especial que los vecinos tenemos cada semana con los productores locales. Un punto de encuentro donde compartimos el gusto por la vida en comunidad y saludable. Es la combinación perfecta de mercado tradicional con tecnología, gracias a la cual, hemos convertido la tarea de la compra en un evento amable y cercano al que cada vez se unen más personas atraídas por un modelo de consumo consciente, responsable y sostenible, además de divertido y original.
El perfil de estos cupidos de la gastronomía es tan rico como el mostrador de los productos de este proyecto. Profesores, expertos en eventos o publicidad, chefs… pero también madres, padres y desempleados que ya alimentan colmenas en Andalucía, Galicia, País Vasco, Castilla y León, Barcelona, Madrid y Valencia. Es la España de kilómetro cero a precio asequible, con los productores fijando sus propios precios y condiciones. Samuel Cano es viticultor en Cuenca y miembro de ¡La Colmena Que Dice Sí!: "Esto es una verdadera oportunidad para el agricultor, porque le da el poder para que sea él mismo quien ponga precio a su trabajo. Al mismo tiempo, permite que el consumidor coma mejor y más barato".
La foto: productores que el día de la compra en el barrio llegan con las cestas repletas de producto y se marchan con ellas vacías. Es la política del todo vendido, porque ese todo se ajusta a las necesidades específicas que el cliente escoge unos días antes en su colmena de barrio virtual.
Esta línea entronca con otro proyecto que también está echando raíces por toda España: El Súper de los Pastores. "Somos nosotros quienes nos adaptamos al productor. Les decimos: mándame lo que tengas". Es Carlos Zamora, uno de los impulsores de este proyecto "con alma de súper de barrio, pero de súper bien. Un lugar donde hacer la compra del día".
El Súper de los Pastores también tiene ya su tienda online. Nació en Cantabria en 2020 y hoy no deja de abrir sus tiendas fuera de la comunidad. Primero fueron las de Santander, Comillas y Loredo, luego Bilbao y Barakaldo y pronto… pronto Madrid. "Quisimos dar voz a los productores que el covid había dejado fuera del sistema. A aquellos proyectos en extinción, pero también a ese otro tipo de productor que ya está protagonizando el relevo generacional". Siempre con precios justos, siguiendo la dinámica de esta nueva realidad online/offline. "Vemos que hay una necesidad por ambas partes de la cadena", dice Carlos.
Compra poco, compra bueno, compra sano, compra directo. Es el lema de este nuevo sueño hecho realidad, repleto de unos valores que han venido para quedarse. Detrás del proyecto está también Lucía Zamora, hermana de Carlos. Juntos acumulan unas cuantas lluvias a sus espaldas en el ámbito de la hostelería sostenible (son propietarios de Deluz y Compañía, con restaurantes en Cantabria y Madrid, como el legendario 'Celso y Manolo' o 'La Carmencita', este último Recomendado por Guía Repsol).
Más de 200 productores en un proyecto impulsado también por el boca a boca. "Además de por las redes sociales y el mundo online, vemos que en muchos casos este proyecto se lo comunican entre los propios productores: un vasco conoce a un navarro, que a su vez conoce a un cántabro…". Es la esencia de proyectos como estos. Un día a día que transcurre en el campo lleno de mimo, pero con el altavoz pregonando esa filosofía a ambos lados de la pantalla.
"Nuestros productos tienen nombre y apellidos. El covid nos ha hecho reflexionar sobre dónde compramos y a quién le afectan estas decisiones. Cuando el año pasado vimos que se paraba toda la maquinaria, desde la cooperativa Siete Valles de Montaña, de la que también formamos parte, quisimos hablar con los productores, que de la noche a la mañana no tenían dónde colocar el producto".
Y así surgió El Súper de los Pastores: del germen de una posible página web a contar con cada vez más tiendas físicas. Por ahora el grueso está en el norte, entre Cantabria y País Vasco, pero pronto llegarán más, para que todo el mundo cuente con su súper a pocos minutos de casa. "Todo nuestro producto es fresco y de temporada. Esto es muy chulo porque estamos dando salida al pequeño productor. Ya nos están escribiendo de toda España y poco a poco hemos llegado a los 200 productores".
Tienen de todo, sin intermediarios, en un diálogo continuo con el campo, el mar, el valle y la meseta. El Súper de los Pastores es como aquella tienda del pueblo, cuando los agricultores locales subían de la huerta sus tomates y su achicoria y los vendían in situ. Producto de temporada, si no hay aguacates o borraja, habrá que esperar al ciclo de la tierra. "Contamos también con cerdo salvaje, el llamado euskal txerri de Navarra. O con las primeras chuletillas de lechazo del año, limones de Bakio, un catálogo enorme de fruta y verdura…".
Su mapa por provincias empieza a salpicar con la cesta de la compra de este proyecto a cada vez más rincones. "Nos gusta estar en barrios con vida y derribar el mito de que lo bueno es extra caro. Es decir, quizás haya que comprar poco pero más a diario, por cuantas menos manos pase el producto, mejor y con el precio justo para el productor, eso sí, jamás compramos por debajo del precio de mercado".
Y para completar esta felicidad circular, sus platos preparados. "Esta rama surgió porque somos un supermercado de residuo cero, por lo que cocinamos todo lo que no vendemos. Básicamente, se trata de organización". Para muestra, sus albóndigas del pastor con salsa rubia, su musaka Mikonos, hecha a partir de ternera que pasta a 2.000 metros de altura, su cocido montañés o sus verduras al curry de Kerala.
Quizá la nueva economía, la que ya forma parte de este nuevo presente ya no tan incierto, vaya por ahí, por entender qué le gusta a la gente, en una economía colaborativa que derribe los macros y hable de micros, con filosofía llena de grandeza. El mundo no se parará nunca, porque el campo sigue sintiendo, dando, alimentando. Un lema que dé forma a un mundo que ansía volver a conectar de forma física, pero que, mientras, va tejiendo esos hilos de forma virtual.