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Sabores sin olvidar textura y producto. Es lo que nos espera en Dani García Restaurante, una lectura donde las papilas gustativas serán nuestros ojos: “los platos no se deben juzgar hasta que no lleguen al paladar”. Es una de las máximas de este menú tan especial. Según se suceden los platos el comensal dará buena cuenta de la evolución de la cocina de García, a la que él mismo define como cocina "contradición” en otro juego de palabras. Un maravilloso baile donde al igual que en El Principito (donde las frases no tienen el significado que parece), los platos no son lo que aparentan y se descubren solamente al probarlos.
Jugando además de con las palabras y apariencias, el menú está realizado con producto nacional al que Dani aporta toques internacionales.
En la mesa, nos convertimos en actores además de espectadores (o degustadores, en este caso), ya que los platos se terminan o elaboran delante de nuestros ojos y comprobamos de primera mano cómo el entorno forma parte también de la propuesta. Un juego en el cual se recibe una caja vacía al comenzar donde solamente hay un mensaje que será clave para lo que viene a continuación: “lo esencial es invisible a los ojos”. A partir de aquí, la sorpresa está también servida.
El menú arranca con Rosa I “Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo”. El inicio de una sucesión de platos donde el producto andaluz sigue siendo clave y que van acompañados cada uno de frases de El Principito, como el gazpacho amarillo enfriado al momento ("Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos") o la patata Moái, caviar de arenque y cabello de ángel ("Podría amontonarse a la humanidad sobre la más mínima islita del Pacífico"), con el que Dani García hace un guiño a la cocina internacional, en este caso, representando las estatuas de la isla de Pascua.
Para terminar, igual que comenzamos, Rosa II “Es el tiempo que pasas con ella lo que hace especial a tu rosa”.
Además de esta interesante y original selección y presentación, en el restaurante han diseñado una carta retrospectiva de los 20 años en la cocina de Dani García, con platos que han marcado sus diferentes etapas y que muestra la evolución del cocinero. De esta manera, viajamos en el tiempo con el ajoblanco malagueño o el carpaccio de gamba blanca, caviar de arenque y cabello de ángel de su etapa en Tragabuches. Su época de Calima viene representada por su famoso tomate nitro pil-pil y la brandada de bacalao y polvo helado de tomate caramelizado. Un interesante camino que se completa con platos actuales como la merluza al vapor con jugo del choco guisado en amarillo y azafrán.